¿Está bien tener imágenes de Jesús?

Los Diez Mandamientos comienzan con una advertencia contra la adoración de otros dioses. El segundo mandamiento prohíbe la adoración de imágenes: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás..." (Éxodo 20:4-5). Algunos han interpretado que esto también incluye las imágenes de Jesús. Se dice que una imagen así podría hacer que una persona adorara a la imagen en lugar de a Cristo mismo. ¿Es malo tener imágenes de Jesús?

Está claro que la adoración de imágenes es un verdadero peligro. Los israelitas con frecuencia adoraban a otros dioses, llegando incluso a mezclar aspectos de la adoración "correcta" con la idolatría pagana. Por eso, es importante tener cuidado con la adoración de cualquier imagen, ya sea de una celebridad o incluso de Jesús. De hecho, por la falta de una descripción de la apariencia de Jesús en la Biblia, es evidente que el aspecto de Jesús no es motivo de preocupación. Sólo sabemos que "no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos" (Isaías 53:2).

Se ha afirmado que parte del motivo por el que Dios mandó tanto contra otros dioses como contra la idolatría es que nos estaba ordenando que no le viéramos como menos de lo que realmente es. No hay forma de que nuestras obras de arte terrenales puedan capturar la plenitud de la majestuosidad de Dios. Puesto que Jesús es Dios, las imágenes de Él pueden tener el efecto de limitar nuestro concepto de Él.

Ahora bien, los primeros cristianos utilizaban el arte de diversas maneras en su adoración a Dios. Los hallazgos arqueológicos han mostrado una serie de artefactos que revelan que el uso del arte para glorificar a Dios existió muy pronto en el movimiento cristiano. Cada uno de nosotros tiene habilidades especiales para servir a Dios (Romanos 12). Para algunos creyentes, esto incluye la capacidad de producir ilustraciones de escenas bíblicas, incluyendo a Jesús, que pueden inspirar y animar a otros. Muchos creyentes utilizan una imagen de Jesús como recordatorio para orar o para saber que Jesús está con ellos en todo momento. Otros utilizan una imagen concreta de Jesús como recordatorio para compartirlo con los no creyentes cada día. Estas y otras respuestas son maneras adecuadas y útiles en las que las obras de arte que muestran a Jesús pueden cumplir una misión positiva en la vida de los creyentes.

En cualquier caso, no es necesario tener una imagen de Jesús para recordar Su grandeza. Su gloria se ve en la naturaleza que nos rodea (Salmo 19), en el amor de Dios en otros creyentes, en las Escrituras y en nuestras propias vidas por el poder del Espíritu Santo. Aunque una imagen de Jesús puede servir como estímulo o recordatorio de Su grandeza, no es esencial a la hora de conocer la voluntad de Dios y vivir para Él, y puede conducirnos involuntariamente a pensar menos en Dios.

Debemos reconocer que ninguna imagen puede comunicar plenamente el poder y el amor de Jesucristo. Aunque las obras de arte pueden ayudar de diversas maneras, esas imágenes son limitadas si las comparamos con el poder de la Palabra de Dios (Hebreos 4:12), así como con el Espíritu de Dios que actúa en nuestras vidas para ayudarnos a experimentar el poder del Señor para nuestras vidas.



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