¿En qué idiomas se escribió la Biblia?

La Biblia se escribió con la inspiración de Dios durante un período de aproximadamente mil cuatrocientos años por unos cuarenta autores diferentes para diferentes grupos de personas en diferentes circunstancias de vida. Por lo tanto, no toda la Biblia se escribió originalmente en el mismo idioma. El autor, el lugar y el público al que iba dirigido determinaron en qué idioma se escribió originalmente el mensaje de Dios.

El Antiguo Testamento, también conocido como Biblia hebrea o Tanaj, se escribió principalmente en hebreo clásico (o bíblico), que es una forma arcaica del idioma hebreo. Estos libros de la Biblia se escribieron para el pueblo judío que vivía en Israel y sus alrededores y hablaba esta forma de hebreo en su vida cotidiana. Partes de los libros de Daniel y Esdras, escritos durante y justo después del cautiverio babilónico (500-400 a.C.), se escribieron originalmente en arameo imperial, que era un dialecto conocido en todo Oriente Medio en aquella época.

Cuando el Imperio griego llegó al poder en esa zona y los judíos empezaron también a hablar griego, las Escrituras judías se tradujeron del hebreo al griego durante el siglo II o III a.C. en lo que hoy se denomina la Septuaginta. Unos setecientos años más tarde, con el Imperio Romano en el poder, Jerónimo tradujo la Biblia, incluido el Nuevo Testamento, al latín en una traducción conocida como la Vulgata. Alrededor del siglo VII d.C., unos escribas judíos conocidos como los masoretas estandarizaron los textos originales en hebreo y arameo del Antiguo Testamento añadiendo vocales, corrigiendo la ortografía y dividiendo el texto en libros, secciones, párrafos y versículos en una traducción llamada Texto Masorético. En la actualidad, los traductores modernos normalmente utilizan el Texto Masorético como base para traducir el Antiguo Testamento del hebreo o el arameo a los idiomas actuales.

El Nuevo Testamento se escribió originalmente en griego koiné, también conocido como griego alejandrino, helenístico, común o neotestamentario. Algunos eruditos creen que algunas partes del Nuevo Testamento también se escribieron originalmente en hebreo (Evangelio de Mateo) o arameo. Hay expresiones arameas dispersas por todo el Nuevo Testamento, entre las que se incluyen algunos dichos de Jesús. Además, el comienzo del Evangelio de Juan parece ser una traducción griega de un himno arameo. Algunos eruditos afirman que el Evangelio de Marcos podría haber sido escrito en latín. Sin embargo, el texto griego es el que los traductores utilizan hoy como texto de partida al traducir el Nuevo Testamento a los idiomas modernos.

En la actualidad, los traductores se esfuerzan por hacer las Escrituras lo más fieles posible al texto original, accesibles a quienes no hablan ni leen los idiomas originales, y comprensibles para la mente moderna. Aprender hebreo bíblico y griego neotestamentario puede aumentar y profundizar nuestra comprensión de los textos bíblicos. Comparar diferentes traducciones de un versículo o pasaje también puede resaltar diferentes maneras de entender ese pasaje. Pero incluso utilizando una sola traducción moderna, podemos estar tranquilos sabiendo que la Palabra de Dios es "inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Timoteo 3:16), "viva y eficaz" (Hebreos 4:12), y "no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié" (Isaías 55:11).



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