Cuando se trata de la existencia de seres de otros planetas, las Escrituras guardan silencio. La única mención de seres de otros mundos es cuando la gente se encuentra con los ángeles de Dios. Las Escrituras nos hablan del Evangelio en relación con la humanidad. Hay ángeles que sirven como ministros de Dios (Hebreos 1:14), demonios/ángeles caídos (Marcos 1:34) y seres humanos. Si existen otros seres, Dios no los menciona; por lo tanto, aunque existieran, no cambiarían en nada nuestra historia redentora.
Algunos sugieren que espíritus o fuerzas demoníacas pueden estar implicados en ciertos avistamientos de extraterrestres y ovnis. La idea es que si un encuentro con extraterrestres es real, ¿cuál es la fuente? Las experiencias de quienes afirman haber contactado con extraterrestres suelen parecerse a relatos de comunicación con espíritus de muertos, adivinación del futuro y actividades similares. Muchos llegaron a la conclusión de que si la experiencia OVNI era real, entonces un espíritu demoníaco debía ser la causa o la fuente de la misma. No todos los cristianos están de acuerdo en esta cuestión, pero es una posible explicación de los numerosos relatos de supuestas abducciones alienígenas, no sólo en el siglo pasado, sino también de los relatos de encuentros con extraterrestres encontrados a lo largo de la historia de la humanidad. En definitiva, la Biblia no afirma ni niega explícitamente la posibilidad de formas de vida extraterrestre. Sin embargo, las Escrituras son claras respecto a la singularidad de la Tierra y de la vida humana, advierten del peligro de dejarse llevar por mentiras y enseñan que debemos: "Antes bien, examínenlo todo cuidadosamente, retengan lo bueno; absténganse de toda forma de mal." (1 Tesalonicenses 5:21-22).