¿Qué es una experiencia en el desierto?

Dios había liberado a los israelitas de la esclavitud en Egipto, los había protegido del ejército egipcio y les había dado leyes y un pacto para bendecirlos para siempre. No obstante, en cuanto vieron la tierra que Dios les había prometido, retrocedieron por miedo. Como respuesta, Dios les disciplinó haciéndoles peregrinar durante toda una generación (cuarenta años) por el desierto antes de permitirles entrar en esa tierra (Éxodo).

Esta es la principal experiencia en el desierto que le da su nombre a nuestras metafóricas "experiencias en el desierto".

A veces nos sentimos lejos de Dios, espiritualmente secos, o que nuestras oraciones no llegan al techo, por así decirlo. Podemos sentir una especie de depresión espiritual, y nos cuesta sentir el gozo del Señor. Durante este tiempo, algunos experimentan un ataque espiritual. Otros sufren la tentación. Estas experiencias de desierto pueden ser consecuencia de nuestros propios fracasos y de la falta de atención a nuestra relación con Dios. Sin embargo, la experiencia en el desierto aparece repentinamente, tal vez como un tiempo de prueba de Dios para producir madurez en nosotros.

Normalmente estas experiencias en el desierto ocurren después de "experiencias en la cima de la montaña", es decir, momentos en los que nos sentimos cerca de Dios y somos especialmente conscientes de Su presencia. Después de una gran experiencia, es posible sentir lo más bajo en el valle de una experiencia en el desierto.

Entonces, ¿qué debemos hacer?

En primer lugar, recordar que Dios es fiel. Nada puede separarnos de Su amor y Su bondad (Romanos 8:38-39). A pesar de lo que podamos sentir, Dios no nos ha abandonado en el desierto.

Recuerda también que no somos los primeros, ni seremos los últimos, en sufrir una temporada así. Elías (1 Reyes 19:1-18), Pablo (Gálatas 1:17-18) y Job (¡mira todo el libro!) tuvieron experiencias en el desierto.

Jesús fue intencionalmente al desierto antes de comenzar Su ministerio en la tierra para prepararse para Su ministerio. Se acercó a Dios, quitó todas las distracciones para un tiempo de devoción, y fue tentado por el enemigo. Podemos seguir Su ejemplo de fidelidad y obediencia a Dios a pesar de nuestras circunstancias.

Para seguir el ejemplo de Jesús, despréndete de todo lo que obstaculice tu relación con Dios, acércate a Él, resiste la tentación con la Palabra de Dios (Mateo 4:1-11), confía en el Espíritu Santo (Lucas 4:1) y pídele ayuda a Dios (Marcos 1:13).

Pablo escribió: "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos" (2 Corintios 4:7-10). Podemos estar seguros de que, incluso cuando experimentamos dificultades, Dios es fiel. Ninguna experiencia en el desierto nos aplastará. Al contrario, podemos soportarla con gozo, sabiendo que es una prueba temporal que puede producir en nosotros una madurez especial (Romanos 5:3-5; Santiago 1:2-4).

Nota: Las experiencias en el desierto a veces pueden hacer sentir o llevar a la depresión. Sería conveniente que hablaras con un amigo que pueda animarte espiritualmente y que te ayude a buscar ayuda profesional si crees que la necesitas.



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