¿Qué significa entregarse a Dios?

Entregarse es un término que se usa generalmente para referirse a perder o rendirse en una batalla. Cuando nos entregamos a Dios, estamos optando por abandonar la lucha entre nuestro egoísta hombre pecador y Dios. Entregamos nuestra voluntad a la suya y esto nos ayuda a tener una relación con Él. Cada vez que nos entregamos más a Él, podemos estar más llenos y guiados por el Espíritu Santo (Efesios 5:18).

La razón por la que tenemos que tomar la decisión de entregarnos a Dios es a causa de la entrega original de este mundo al Diablo cuando la humanidad cayó (Génesis 3:17-19). Esto hizo que Satanás se convirtiera en el "dios de este mundo" (2 Corintios 4:4) e hizo que todas las personas nacieran bajo el poder del pecado a causa del pecado de Adán (Romanos 5:12). Hasta que Jesús regrese y ocupe el lugar que le corresponde como autoridad final y gobernante de todo, tenemos que tomar la decisión una y otra vez de entregar nuestras mentes, voluntades y acciones a Él (Romanos 8:20-22; 12:1-2).

La primera etapa de la rendición es la entrega de nuestras vidas a Dios cuando somos salvos. El Espíritu Santo nos atrae a Cristo y nosotros tomamos la decisión de entregarnos a Él y recibir Su don gratuito de la salvación (Juan 6:44; Hechos 2:21). Cuando decidimos someternos al señorío de Jesucristo, nos convertimos en hijos de Dios (Juan 1:12; 2 Corintios 5:21). Somos nuevas criaturas en Cristo (2 Corintios 5:17).

Mientras continuamos creciendo en nuestro caminar con el Señor, se vuelve más natural y más necesario entregarle más de nuestras vidas para que podamos conocerlo más de cerca y servirlo más efectivamente. Si continuamos con nuestra entrega, podremos llenarnos más y más del Espíritu Santo, mostrando Su carácter y el fruto del Espíritu (Efesios 5:18; Gálatas 5:22-23).

Cuando buscamos a Dios, lo encontramos (Jeremías 29:13; Mateo 7:7-11). Todo esto nos lleva a tomar muchas decisiones a lo largo de nuestra vida. Cada decisión que tomamos tiene que ver con la entrega: ¿Nos entregaremos a Dios y a Su voluntad para nuestras vidas, o viviremos para nosotros mismos sin someternos a Él? La batalla para rendir nuestra voluntad a Dios es difícil y continua, pero es para nuestro bien. Tenemos la opción de participar en la batalla (Josué 24:15).

Dios nos llama a vivir vidas entregadas a Él para que seamos "instrumentos de su justicia" (Romanos 6:13), negando nuestros deseos carnales por la causa mayor de Cristo (Marcos 8:34). Cuando entregamos nuestras mentes, voluntades y acciones a Cristo, cambiamos nuestra vida por la suya: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2:20). Jesús entregó Su vida por la nuestra, así que nosotros entregamos nuestra vida por Él. Si lo hacemos, nos acercaremos más a Él, ayudaremos a que otros se acerquen a Él y cosecharemos una recompensa celestial (Lucas 6:22-23).



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