¿Qué debo hacer si estoy dudando de Dios?

Si tienes dificultades para dudar de Dios, no te asustes. Todo creyente tiene preguntas y dudas que surgen de vez en cuando. La confianza en Dios tiene que construirse y seguir creciendo a lo largo de tu vida. Si manejas tus dudas de manera saludable, muchas veces pueden convertirse en lo que te ayuda a crecer espiritualmente. Hay algunas herramientas eficaces que debes utilizar para ayudarte a superar las dudas en tu relación con Dios. Son las mismas herramientas que utilizamos para conocer mejor a Dios: El estudio de la Biblia, la oración y la comunión con otros creyentes.

Al leer la Biblia, aprendemos sobre las cualidades de Dios -Su amor, fidelidad, confiabilidad, cuidado, justicia, gracia y perdón, por mencionar algunas- y a través de ellas vemos Su bondad. Cuanto más conozcamos a Dios, más confianza podremos tener en Él. Los libros de la Biblia fueron inspirados por el Espíritu Santo y llevan la vida del Espíritu en ellos incluso hoy (2 Timoteo 3:16-17; Hebreos 4:12). Así como el alimento alimenta nuestro cuerpo físico, la Palabra de Dios nos alimenta espiritualmente (Mateo 4:4). Cuando leemos la Palabra de Dios, esto nos ayuda a crecer en nuestra fe: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17). La Biblia nos anima y nos da esperanza (Romanos 15:4). La Biblia nos enseña principalmente quién es Dios, pero también nos ayuda a aprender sobre nosotros mismos. Hebreos 4:12 dice: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón". La Palabra de Dios actúa como una luz que nos ayuda a navegar por el camino de nuestra vida (Salmo 119:105).

La oración es el medio por el que nos comunicamos con Dios. Primera de Juan 5:14-15 nos asegura que Dios nos escuchará: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho". Dios no promete darnos lo que queramos; desea que oremos "según Su voluntad". La oración no debe tener una motivación egoísta, centrada en pedir cosas inútiles del mundo (Santiago 4:3). Cuando somos salvos, estamos llenos del Espíritu Santo y podemos oír Su suave voz hablándonos (Isaías 30:21; Juan 10:27; 16:13). Podemos expresar libremente nuestras oraciones al Señor, sabiendo que Él las responderá (Jeremías 33:3).

Una cosa que puede ser útil al orar es tener un diario de oración. Los diarios de oración no tienen que documentar cada palabra de cada oración, pero pueden ser útiles para llevar un registro de nuestras luchas y peticiones específicas y de cómo Dios las responde. Con el tiempo, los diarios de oración pueden darnos un registro personal de cómo Dios ha respondido y cuidado de nosotros, lo cual puede ser verdaderamente alentador cuando miramos hacia atrás en épocas de duda. Una buena manera de combatir la duda es recordar la fidelidad de Dios con nosotros en el pasado.

Por último, reunirse con otros creyentes en Cristo puede ayudarnos a superar la duda. En 1 Tesalonicenses 5:11, Pablo exhorta a los creyentes: "Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis". Cuando nos sentimos tentados a dudar, es más fácil aislarnos de los demás creyentes. Incluso podemos sentirnos culpables por tener dudas, algo que podría hacer que nos retrajéramos. No hay que avergonzarse de tener luchas y dudas a lo largo de nuestro caminar cristiano, y es de crucial importancia que nos mantengamos conectados al cuerpo de Cristo: "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (Hebreos 10:24-25).