¿Cuál es la diferencia entre alabanza y adoración?

Las palabras alabanza y adoración con frecuencia se usan juntas; aunque se complementan, son dos hechos diferentes. La alabanza es una expresión de aprobación o admiración. Podemos alabar a las personas y podemos alabar a Dios. Con referencia a Dios, la alabanza es un reconocimiento y aprecio de lo que Él ha hecho por nosotros. Es nuestra manera de darle gracias. Dios es digno de nuestra alabanza. La Biblia está llena de instrucciones para alabar a Dios y ejemplos de cómo hacerlo. Entre los ejemplos bíblicos de alabanza se encuentran ángeles y seres humanos que cantan, danzan, gritan y tocan instrumentos musicales. Por lo general, es un acto alegre y cargado de vigor (Salmo 69:30; 148:1-14).

La adoración es una expresión de adoración y reverencia. Está reservada exclusivamente para Dios (Éxodo 20:3; 34:14). Al adorar, una persona se somete completamente ante Dios. Es una postura de humildad y entrega. En esta posición una persona puede alinearse con la voluntad de Dios. La Biblia nos dice que adoremos en espíritu y en verdad. Jesús le dijo a la mujer del pozo: "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:23-24). La adoración puede presentarse de muchas formas, pero normalmente se manifiesta cuando la gente se postra ante Dios.

La mayoría de los servicios religiosos modernos comienzan con la "adoración". Este momento incluye una mezcla de alabanza y adoración a través de la música. Muchas veces, el líder comienza haciendo que la congregación entone cánticos de alabanza. El propósito es dar gracias a Dios y reconocer las grandes cosas que ha hecho. A medida que avanza el tiempo, la música cambia para crear una atmósfera apropiada para la adoración, en la que la congregación puede reflexionar sobre quién es Dios y humillarse ante Él.

La alabanza y la adoración no son sólo para un servicio religioso. Por el contrario, deberían ser parte integrante de nuestra vida cotidiana. De hecho, en el cielo se adora a Dios continuamente. En Apocalipsis 4:6-11 Juan escribió: "Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes...y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas".



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