¿Qué es la diestra de compañerismo (Gálatas 2:9)?
Gálatas 2:9 dice: "y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión". En este versículo, Pablo describe a Santiago, Cefas (Pedro) y Juan como columnas de la fe que extendieron "la diestra de compañerismo" a él y a Bernabé cuando reconocieron que se le había confiado el mensaje del Evangelio y que lo estaban extendiendo a los gentiles. Santiago, Cefas y Juan estuvieron de acuerdo en que Pablo y Bernabé debían continuar ministrando el evangelio a los gentiles mientras ellos continuaban compartiendo el evangelio con los judíos. Al extender la diestra de compañerismo, están confirmando que están de acuerdo entre ellos. En la práctica, extender la diestra de compañerismo equivale a estrechar la mano de alguien o agarrarle el antebrazo para expresar un acuerdo, un vínculo de confianza o establecer una nueva relación de colaboración. Es un gesto de bienvenida. La diestra de compañerismo es una señal visible de bienvenida a la comunión y a la comunidad. Para Pablo y Bernabé, recibir la diestra de compañerismo era una señal de su aceptación en el grupo ya establecido de discípulos que predicaban el Evangelio. Algunas iglesias actuales hablan de la "diestra de compañerismo" para dar la bienvenida a los nuevos miembros e incluso celebran una ceremonia formal en la que se presenta al nuevo miembro y los demás le saludan con un apretón de manos.
La palabra griega koinonia se traduce como "compañerismo" en Gálatas 2:9, y se refiere a una relación de compañerismo o amistad. La iglesia primitiva tenía una comunión constante (Hechos 2:46-47) y lo mismo ocurre con la iglesia actual a través de pequeños grupos en los que las personas comparten alimentos y se apoyan mutuamente en el Señor. Estar en comunión unos con otros es un componente esencial para ser una iglesia saludable.
El compañerismo es clave para permanecer animados en Cristo y fuertes en la fe. Hebreos 10:23-25 nos dice: "Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca".
La comunión o compañerismo es clave en la manera en que funcionamos juntos como cuerpo de Cristo y familia de Dios. En la oración sacerdotal, Jesús oró, entre otras cosas, "para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste" (Juan 17:21). La comunión o el compañerismo es una de las formas en que trabajamos y mantenemos la unidad. Lo vemos incluso en Gálatas 2:10; Pablo y Bernabé recibieron instrucciones de acordarse de los pobres, algo que ya habían querido hacer. Los líderes estaban de acuerdo entre sí y unidos para continuar avanzando.
Independientemente de que la "diestra de compañerismo" sea algo que nos damos literalmente o algo que nos extendemos unos a otros en sentido metafórico, el concepto sigue siendo importante para las iglesias de hoy. "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa" (Filipenses 2:1-2).
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