¿Cuál es la definición bíblica de fe?
Hebreos 11: 1 dice: "Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve." Esta sería la definición bíblica más concisa de "fe". Pero ¿qué más dice la Biblia acerca de la fe? La palabra griega que se usa con más frecuencia en el Nuevo Testamento para "fe" es pistis. Indica una creencia o convicción con la idea complementaria de confianza. La fe no es una mera postura intelectual, sino una creencia que conduce a la acción. Como dice Santiago 2:26: "Pues, como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta." Santiago habla de demostrar su fe por sus obras. A menudo, lo que hacemos dice más sobre lo que creemos que lo que decimos.
Un ejemplo común para ilustrar la fe es el de una silla. Puedo decir que "creo" que la silla puede sostener mi peso, pero en realidad no pongo fe en la silla hasta que me siento en ella. Este es el tipo de fe requerida para la salvación. Hebreos 11: 6 dice: "En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan." Si realmente no confiamos en que Dios es real y que lo que Él dice es verdadero, no iremos a Él para salvación. Efesios 2: 8–10 dice: "Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica."
La fe es una confianza activa en Dios, una creencia que lo que Él dice es verdadero y que resulta en acción. Cuando tenemos fe en Dios, creemos que somos pecadores que merecemos el castigo eterno (Romanos 3:23). Creemos que Jesús vino al mundo para vivir una vida perfecta, morir por nosotros y resucitar victorioso sobre el pecado y la muerte (Juan 3: 14–18; Romanos 5: 6–11; 1 Corintios 15: 3–5, 20-22; 2 Corintios 5: 18-21). Confiamos en Jesús para salvarnos de nuestros pecados. Tenemos fe en que Él nos da su Espíritu Santo, como lo prometió (Juan 14: 15–17; 16: 4–15). Entonces confiamos en el Espíritu Santo para hacer su obra de santificación en nosotros (Romanos 8; 2 Corintios 3:18). Vivimos para honrar a Dios, confiando en su perdón y confiando en que Sus caminos son realmente los mejores (Juan 15: 1–27; Romanos 13: 8–14; 2 Corintios 5:17; Colosenses 3; 2 Pedro 1: 3–11).
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