¿Qué es el Credo de Atanasio?

El Credo de Atanasio es una profesión de fe cristiana primitiva centrada en la Trinidad y la naturaleza de Cristo. Su nombre tiene su origen en un relato medieval que atribuía su autoría a Atanasio. Sin embargo, muchos creen que fue escrito hasta un siglo o más después de su vida, a finales del siglo V o principios del VI. La verdadera fecha de composición es incierta. Sin embargo, el Credo de Atanasio ha tenido una gran influencia a lo largo de la historia de la iglesia a través de su claro enfoque en la Trinidad, así como en la naturaleza humana y divina de Cristo. La traducción al español del credo dice:

"Todo el que quiera salvarse, ante todo es necesario que mantenga la fe católica; el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre. Y la fe católica es esta:

"Que adoramos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad. Sin confundir las Personas ni separar la substancia. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo. Pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad. Cual el Padre, tal es el Hijo, y tal es el Espíritu Santo. El Padre increado, el Hijo increado y el Espíritu Santo. Incomprensible el Padre, incomprensible el Hijo, incomprensible el Espíritu Santo. Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo, y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno. Así como tampoco son tres increados ni tres incomprensibles, sino un solo increado y un solo incomprensible. Igualmente, el Padre es omnipotente, el Hijo es omnipotente, el Espíritu Santo es omnipotente; y, sin embargo no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente.

Así el Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios. Y, sin embargo, no son tres dioses, sino un solo Dios. Así también el Padre es el Señor, el Hijo es el Señor, y el Espíritu Santo es el Señor. Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor. Pues, así como la cristiana verdad nos compele a reconocer que cada Persona por sí misma es Dios y Señor, así mismo la religión católica nos prohíbe decir que hay tres dioses y tres señores. El Padre no fue hecho por nadie, ni creado, ni engendrado. El Hijo es solo del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo, no fue hecho, ni creado, sino que procede de Ellos. Por lo tanto, hay un solo Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos. Y en esta Trinidad ninguno va antes o después del otro, ninguno es mayor o menor que el otro, sino que las tres Personas son entre sí co-eternas e iguales; de modo, que, como se dijo antes, se debe adorar la Unidad en Trinidad y la Trinidad en Unidad. El que quiera, pues, salvarse, debe pensar así sobre la Trinidad.

Además, para la salvación eterna es necesario que también crea fielmente en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo. Pues la fe recta es que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios, engendrado de la sustancia del Padre, antes de los siglos; y es hombre, de la substancia de su Madre, nacido en el mundo. Perfecto Dios y perfecto hombre, subsistente de alma racional y de carne humana. Igual al Padre en cuanto a su divinidad, y menor que el Padre en cuanto a su humanidad. Mas, aun cuando es Dios y hombre, no son dos, sino un solo Cristo. Y uno, no por la conversión de la divinidad en carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios. Uno absolutamente, no por confusión de la sustancia, sino por la unidad de la persona. Pues según el alma racional y la carne son un hombre, así Dios y hombre es un solo Cristo, el cual sufrió por nuestra salvación, descendió a los infiernos, resucitó al tercer día de entre los muertos. Subió a los cielos, está sentado a la derecha del padre, Dios Todopoderoso, desde donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. A su venida todos los hombres han de resucitar con sus cuerpos y darán cuenta de sus propios actos. Y los que obraron bien, irán a la vida eterna; y los que obraron mal, al fuego eterno. Esta es la fe católica y el que no la creyere fiel y firmemente, no podrá salvarse.”

En general, el Credo de Atanasio proporciona un resumen útil de muchas creencias cristianas. Sin embargo, existen algunas salvedades. Primero, la referencia a la iglesia católica no era en ese momento una referencia a la Iglesia Católica Romana y no debería entenderse como tal. "Católico" es otra forma de decir "universal". En segundo lugar, la línea final parece enseñar que se debe creer en todo el contenido del Credo de Atanasio para la salvación. Si bien todo el credo es importante, no es esencial creer cada palabra del credo para llegar a la fe en Cristo. La salvación es solo por gracia a través de la fe solo en Jesucristo.



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