¿Acaso la Biblia dice algo sobre las caminatas de oración?

La caminata de oración es precisamente eso: orar mientras se camina. Muchas veces, quienes hacen caminatas de oración escogen un lugar y van allí a caminar y orar con un propósito: orar por la gente del lugar, por un evento especial o para que Dios bendiga la zona.

A veces, las personas caminan y oran solas regularmente, combinando el ejercicio con la intercesión por sus vecinos. En otras ocasiones, un grupo o una iglesia organizan una caminata de oración o una serie de caminatas de oración en un barrio o en varios barrios al mismo tiempo.

Otras veces, las personas que realizan una caminata de oración tienen en mente algo concreto sobre qué orar. En otros casos, las personas caminan y piden a Dios que les señale qué y quién necesita oración. A veces, ambas cosas.

Por ejemplo, una persona puede caminar en su propio barrio, orando por las personas que conoce y orando para conocer a las personas que no conoce. A veces, las caminatas de oración se realizan en zonas desconocidas donde la pobreza, la injusticia y la enfermedad afectan a la comunidad. Las imágenes, los sonidos y los olores de la zona donde se realiza la caminata de oración ayudan a despertar peticiones de oración específicas para las personas que viven o trabajan allí. Algunas personas consideran que estar en el lugar por el que están orando les ayuda a enfocar sus oraciones.

A veces, la gente hace una caminata de oración en un lugar antes de un acontecimiento específico o del comienzo de un nuevo año para dedicarlo a Dios y pedirle que provea y proteja lo que allí vaya a ocurrir. Estos lugares pueden ser colegios, instituciones públicas, cárceles, nuevos templos o lugares donde se celebren acontecimientos especiales. Los cristianos piden a Dios que bendiga a las personas que participan, que garantice la seguridad y la paz, y que proteja la zona y a la gente de los planes del enemigo.

Quizá el único ejemplo bíblico de caminata de oración fue cuando se le ordenó al pueblo de Israel que rodeara la ciudad de Jericó una vez al día durante seis días tocando las trompetas. Al séptimo día, caminaron alrededor de la ciudad siete veces, gritaron y la ciudad se derrumbó (Josué 6). Sin embargo, no hay indicios de que se ordenara a la gente orar mientras caminaban, tocaban las trompetas y gritaban.

La caminata de oración parece ser un fenómeno relativamente nuevo. No existe ningún fundamento bíblico que justifique una postura específica o una relativa cercanía al objeto de nuestras oraciones que permita que la oración sea más eficaz. Dios, por supuesto, está en todas partes en todo momento y tenemos acceso a Él a través de Jesucristo en todos los lugares y en todo momento (Juan 15:7). La oración es eficaz gracias a la obra de Dios, no a la nuestra.

Aunque la Biblia no dice nada directamente sobre la caminata de oración, Dios nos ordena orar en todo momento (1 Tesalonicenses 5:17), lo cual también incluye mientras estamos caminando. Lo importante es que seamos personas de oración; si la caminata nos impulsa a orar, sin duda es algo muy bueno.



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