Taré fue el padre de Abram (más tarde llamado Abraham) en el Antiguo Testamento. A pesar de la intención inicial de Taré de ir a Canaán, la familia se estableció en Harán, donde Taré murió a la edad de 205 años. Aunque en un principio Taré no era adorador del Dios verdadero, su hijo Abraham decidió obedecer la llamada de Dios; se convirtió en el padre de la nación de Israel. El linaje de Taré también se menciona en la genealogía de Jesús en Lucas 3.
A pesar de su herencia familiar y de su lugar de nacimiento, Abraham tuvo la oportunidad de responder con fe a la llamada de Dios a su vida. Otro concepto importante que hay que comprender es que la llamada de Dios a la vida de una persona puede diferir de sus propios deseos, así como del llamado de sus hijos. Taré quería ir a Canaán, pero fue a Abraham a quien Dios llamó. Del mismo modo, el rey David quería construir un templo para Dios, pero fue a su hijo Salomón a quien Dios eligió para esa tarea (1 Reyes 8:18-19). Dios tiene llamamientos únicos para cada uno de Su pueblo. La historia familiar o el lugar de nacimiento no deben disuadirnos de responder a la llamada de Dios con una fe como la de Abraham.