La teoría JEDP afirma que el Pentateuco —Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio— fue escrito por varios autores después de Moisés, y no por Moisés mismo. La propia Biblia afirma la autoría mosaica de sus cinco primeros libros. En Marcos 12:26, Jesús se refiere al “libro de Moisés” al citar Éxodo 3:1-3, atribuyéndolo claramente a Moisés. Del mismo modo, Lucas cita a Moisés como autor de Deuteronomio 18:15 en Hechos 3:22, y Pablo hace referencia a Levítico 18:5 como escrito por Moisés en Romanos 10:5. El testimonio coherente de Jesús, los apóstoles e incluso los líderes religiosos de la época de Jesús fue que Moisés fue el autor del Pentateuco. Rechazar la autoría mosaica exige descartar las claras afirmaciones de estas figuras bíblicas clave, lo que socava la credibilidad de la propia Escritura. Más allá de estas afirmaciones directas, la estructura y el contenido del Pentateuco concuerdan con la autoría mosaica. Moisés, como líder de Israel, estaba en una posición única para registrar su historia, sus leyes y sus prácticas de culto. Las variaciones en el estilo lingüístico —como el uso de diferentes nombres para referirse a Dios— reflejan el contenido y el énfasis de cada pasaje. Por ejemplo, Elohim destaca a Dios como Creador en Génesis 1, mientras que Yahvé enfatiza Su naturaleza personal en Génesis 2. Estas diferencias no son prueba de la existencia de varios autores, sino más bien del uso intencionado del lenguaje por parte de Moisés para transmitir diferentes aspectos del carácter de Dios.
La teoría JEDP afirma que los cinco primeros libros de la Biblia —Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio— no fueron escritos en su totalidad por Moisés, que murió en el siglo XIV a.C., sino por diferentes autores/compiladores que vivieron después de él. La teoría se basa en el hecho de que se utilizan diferentes nombres de Dios en distintas partes de estos libros, junto con diferencias detectables en el estilo lingüístico. Las letras de la teoría JEDP representan a los cuatro supuestos autores: uno que usó Jehová como nombre de Dios, otro que usó Elohim, el autor del Deuteronomio y el autor “sacerdotal” del Levítico. La teoría JEDP continúa proponiendo que las diferentes porciones del Pentateuco fueron compiladas en el siglo IV a.C., posiblemente por Esdras, ya que escribió y compuso otros escritos bíblicos durante esa época. La teoría JEDP, aunque intrigante, no resiste el escrutinio histórico y bíblico. Su dependencia de afirmaciones especulativas sobre variaciones lingüísticas pasa por alto la flexibilidad natural de un autor que escribe durante décadas y aborda distintos géneros, como la historia, la ley y el culto. Además, aceptar la JEDP socava la autoridad de Jesús y los apóstoles, que afirmaron sistemáticamente la autoría de Moisés en el Pentateuco. Los cristianos pueden confiar en la visión tradicional de la autoría mosaica, que se apoya en pruebas bíblicas internas, en la tradición histórica y en el testimonio del propio Jesús. Aunque las teorías de los eruditos pueden ayudar a comprender la complejidad de las Escrituras, no deben invalidar las claras afirmaciones de la Palabra de Dios. Al rechazar la especulación innecesaria, los creyentes pueden centrarse en las verdades reveladas en las Escrituras, confiados en su inspiración divina y fiabilidad.