¿Quién era Gamaliel en la Biblia?

En resumen:

Hubo dos hombres llamados Gamaliel en la Biblia. Las historias de ambos nos recuerdan la importancia de guiar bien a los demás.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

La Biblia menciona a dos personas llamadas Gamaliel. El primero era un líder de la tribu israelita de Manasés en tiempos de Moisés; fue elegido por Dios para liderar su tribu y comandó un gran ejército mientras los israelitas viajaban desde el Sinaí. El segundo, conocido como Gamaliel el Anciano, fue un destacado maestro judío de la Ley en el siglo I y una autoridad respetada en el Sanedrín. Su intervención en el juicio de los apóstoles, instando a la prudencia y a la confianza en Dios, les salvó la vida y puso de manifiesto su sabiduría e influencia. La enseñanza que Gamaliel le impartió a Pablo antes de su conversión demuestra el profundo impacto que un mentor puede tener en la formación de creencias y acciones, destacando la importancia del discipulado basado en el respeto, la sabiduría y la búsqueda compartida de la verdad. Este legado ofrece lecciones intemporales para el discipulado contemporáneo, recordándonos el poder transformador de un mentor para formar el carácter, fomentar el crecimiento y transmitir la sabiduría a las generaciones futuras.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Gamaliel, el maestro de la Ley, nos enseña sobre la importancia y la responsabilidad de la mentoría y el discipulado. Su legado ejemplifica el impacto que un mentor puede tener en las creencias, conocimientos y acciones de su discípulo. El empeño de Gamaliel por transmitir a Pablo sus conocimientos sobre la ley judía no solo lo dotó de perspicacia académica, sino que parece que le inculcó un profundo respeto por Dios y una comprensión matizada de las Escrituras. El consejo de Gamaliel al Sanedrín demuestra el valor de actuar con prudencia ante maestros que afirman hablar de parte de Dios. Los esfuerzos humanos basados en el engaño acabarán fracasando, pero los propósitos de Dios siempre prevalecerán. Más tarde, Pablo les dio a los tesalonicenses este consejo: “Antes bien, examínenlo todo cuidadosamente, retengan lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21).

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