¿Es Dios justo?

En resumen:

Dios es perfectamente justo, recompensa a los justos y disciplina a los injustos. Pero Dios también es clemente y misericordioso al permitir que la humanidad pecadora sea justificada mediante la fe en Jesucristo.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

Actuar con justicia significa obrar de manera correcta o recta, sin prejuicios ni distorsiones. Aunque la capacidad de la humanidad para ser justa es limitada, la Biblia enseña que Dios es perfectamente justo en todo, incluso en Su trato con los seres humanos. Dios es el único juez perfecto y justo de todos (Salmo 9:7-8; Deuteronomio 32:4). El Señor, en Su justicia, juzga y gobierna el mundo con equidad (2 Timoteo 4:8; Salmo 96:10). La Biblia contiene muchos ejemplos de la imparcialidad y el amor de Dios incluso hacia quienes no pertenecen a Su pueblo elegido. Rut, Rahab, los ninivitas a quienes Jonás advirtió, y la visión que Dios le dio al apóstol Pedro (Hechos 10:9-16) son ejemplos bíblicos que demuestran la imparcialidad de Dios. Todas las personas tendrán que rendir cuentas y enfrentarse al juicio de Dios en función de sus obras, ya sean buenas o malas (Romanos 14:10-12; 2 Corintios 5:10). La imparcialidad de Dios es perfecta, pero Su amor va más allá de la imparcialidad. En Su misericordia, nos ofrece lo que no merecemos: perdón, gracia y vida eterna por medio de Jesucristo (Juan 3:16). Esta es la asombrosa verdad del Evangelio: Dios no solo es justo, sino que es extraordinariamente bueno.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Dios no solo es perfectamente justo y recto, sino también misericordioso y clemente. Todos los seres humanos merecemos la justicia de Dios: morir y ser separados de Él por toda la eternidad a causa de nuestro pecado (Romanos 3:23, 6:23). Sin embargo, Dios eligió reconciliar consigo mismo a una humanidad injusta y pecadora mediante el sacrificio de Su propio Hijo, Jesucristo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo , que dio a Su Hijo unigénito , para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Pablo escribió en Romanos: “a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús” (Romanos 3:25-26). Jesús pagó el precio de nuestros pecados con Su muerte sacrificial en la cruz y Su resurrección de entre los muertos. Porque Dios es justo y ama a la humanidad, envió a Jesús para salvar al mundo del castigo del pecado: la muerte eterna y la separación de Dios. La Biblia dice que Jesús se hizo pecado por nosotros, llevó nuestros pecados en Su cuerpo y pagó todo el castigo por nosotros mediante Su muerte en la cruz (2 Corintios 5:21, 1 Pedro 2:24, 1 Juan 2:2). Por la fe en Jesucristo, una persona es liberada del castigo de la muerte y recibe el don de la vida eterna (Efesios 2:8-9). En un mundo de injusticia, los cristianos están llamados a ser la sal y la luz del mundo (Mateo 5:13-16). Como Dios, debemos ser justos en todos nuestros tratos. Jesús enseñó que no debemos juzgar a los demás a la ligera, pues con la misma medida seremos medidos (Mateo 7:1-5). Pero los cristianos debemos recordar que nuestros juicios no son perfectos. Por ello, debemos inclinarnos hacia la misericordia: “Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia. La misericordia triunfa sobre el juicio.” (Santiago 2:13). Dios es el único juez perfecto, y toda venganza le pertenece a Él (Romanos 12:19). Entonces, ¿qué debemos hacer cuando la gente nos persigue y nos trata injustamente? Romanos 12 nos da la respuesta: “Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber, porque haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza». No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien” (vv. 20-21). En otras palabras, debemos reflejar el carácter de Dios, amando y orando por quienes nos odian, siendo misericordiosos y dejando la venganza y el juicio a Dios para el momento que Él elija, sabiendo que Él es perfectamente justo.

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA