¿Qué es el Juicio Final?
En resumen:
El Día del Juicio es el recuento final en que todos los que no han puesto su fe en Cristo serán juzgados, lo que resultará en la separación eterna de Dios. Para los creyentes, el Día del Juicio es un día de recompensa y de regocijo en nuestra eternidad con Dios.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
El Día del Juicio, también conocido como el juicio del gran trono blanco, marca el día final en que Dios juzgará a todas las personas que no han puesto su fe en Él. Este juicio resultará en la destrucción de Satanás y sus demonios, el fin del mundo actual y la creación de nuevos cielos y una nueva tierra. Cada persona será juzgada según sus obras, y aquellos cuyos nombres no se encuentren en el libro de la vida serán arrojados al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15). Los creyentes en Cristo no serán juzgados por sus pecados, sino por la justicia de Cristo, y recibirán recompensas y la vida eterna en perfección (Efesios 2:1-10). El Día del Juicio es un día tanto de justicia como de esperanza, con el gozo de la vida eterna para los que han recibido a Cristo, pero con la separación eterna para los que lo han rechazado.
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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Hay muchos pasajes, especialmente en los profetas del Antiguo Testamento, en los que Dios pronuncia un juicio sobre una región o un grupo de personas específico (Isaías 34:1-8; Ezequiel 25:12-17), pero eso es diferente del juicio final que está por venir.
DEL NUEVO TESTAMENTO
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El juicio del gran trono blanco, o Día del Juicio, se describe detalladamente en Apocalipsis: “Vi un gran trono blanco y a Aquel que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. También vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. Otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. El mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos. Y fueron juzgados, cada uno según sus obras. La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:11-15).
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Todos serán juzgados: “Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).
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Incluso los ángeles serán juzgados: “Porque Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio” (2 Pedro 2:4).
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Nada quedará oculto a Dios, sino que todo será revelado: “Porque Dios traerá toda obra a juicio, junto con todo lo oculto, sea bueno o sea malo” (Eclesiastés 12:14).
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Jesús y los escritores del Nuevo Testamento advierten a los creyentes que no sean negligentes, sino que se mantengan vigilantes sirviendo al Señor y difundiendo el Evangelio como preparación para ese día (1 Pedro 4:7; Apocalipsis 3:11; Hebreos 10:24-25).
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El Día del Juicio no es solo un día de ira; también es un día de regocijo, un día de vida y sanidad. Los creyentes en Jesucristo no serán juzgados por sus pecados, sino por la justicia de Cristo que les ha sido imputada por la gracia de Dios mediante la fe (Efesios 2:1-10; 2 Corintios 5:16-21).
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El juicio para los creyentes es un juicio de recompensa ante el tribunal de Cristo. Después del juicio viene la nueva vida en perfección para todos los que han entregado sus vidas a Cristo (Apocalipsis 21:1-4).
IMPLICACIONES PARA HOY
Quienes han recibido a Cristo pueden regocijarse y esperar el juicio venidero, porque traerá justicia y una vida en perfección y plenitud con Dios. Su dolor y sus pruebas ya no existirán. El regocijo y la vida serán suyos por toda la eternidad. A quienes no han recibido a Cristo, Dios les promete que los juzgará según sus obras (Apocalipsis 20:12-15). El hecho por el cual todos serán juzgados es si han rechazado o aceptado a Jesucristo como Salvador. Este juicio traerá consecuencias por rechazar Su oferta de gracia, lo que resultará en la separación de Dios y el castigo eterno (Mateo 25:46). La promesa del regreso de Dios es una promesa tanto de esperanza para los que confían en Él como de justicia para los que no lo hacen.
Si aún no has acudido a Jesús en busca de salvación, ¡no te demores! Puedes ser rescatado de tus pecados hoy mismo y tener la seguridad de que, cuando llegue el juicio, serás hallado justo gracias a la obra de Cristo en la cruz en tu favor (Efesios 2:1-10; 2 Corintios 5:16-21; Juan 3:16-18). Para saber más, consulta nuestros artículos “¿Qué es la salvación?” y “¿Cómo puedo ser salvo?”.
COMPRENDE
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El Día del Juicio es el juicio final para todos, incluyendo a Satanás y los demonios.
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Los creyentes son juzgados por la justicia de Cristo, no por sus pecados, y son recompensados por sus acciones.
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Los no creyentes son juzgados por rechazar a Cristo.
REFLEXIONA
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¿Cómo afecta la promesa del juicio y la vida eterna a tu perspectiva sobre tus elecciones y acciones diarias?
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¿Qué significa para ti personalmente comprender la diferencia en el juicio para los creyentes y los no creyentes?
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¿Cómo influye la realidad del Juicio Final en tu relación con quienes aún no han recibido a Cristo?
PONLO EN PRÁCTICA
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¿Cómo puede influir la realidad del Juicio Final en nuestra forma de compartir el Evangelio con los demás?
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¿Cómo podemos animar a otros creyentes a mantenerse vigilantes en la vivencia de su fe en preparación para el Día del Juicio?
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¿De qué manera el concepto de un juicio justo y misericordioso desafía o alienta tu comprensión de la naturaleza de Dios?
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