¿Está bien que un cristiano sea introvertido?

En resumen:

Dios hizo a los introvertidos igual que a los extrovertidos. La forma en que Dios creó a los introvertidos les da una manera única de amarlo y de amar a los demás.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

La introversión y la extroversión se entienden mejor como dos extremos de un espectro que explica cómo las personas prefieren relacionarse con el mundo. Nadie es completamente introvertido o extrovertido. Ninguna de las dos es correcta o incorrecta; ambas son simplemente descripciones generales de rasgos de la personalidad. Tanto la introversión como la extroversión tienen aspectos positivos y negativos. Una descripción muy breve de un “introvertido” es la de una persona que obtiene energía y fuerza de la soledad y la concentración en su vida interior. Los introvertidos tienden más a las conversaciones profundas e individuales que a las charlas triviales. Prefieren evitar las multitudes para pasar tiempo a solas o con una o dos personas más. Suelen tener una vida interior activa y tienden a expresarse y a llenarse de energía a través de actividades solitarias, y a menudo artísticas, como la pintura, la escritura o la música. Los introvertidos pueden glorificar a Dios y amar a los demás de la forma única en que Él los ha creado.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Los introvertidos, como todo el mundo, deben vigilar sus motivaciones para actuar. Algunos introvertidos pueden pasar tiempo solos para evitar a la gente por miedo o inseguridad. Son más propensos a luchar con su autoestima y con un espíritu crítico. Dios nos dice que veamos a los demás con respeto y que obtengamos nuestra identidad de Él (Filipenses 2:3-4; Efesios 2:10). No podemos usar un rasgo de personalidad como excusa para no creer en la Palabra de Dios sobre quiénes somos en Cristo y cómo debemos vivir en consecuencia. Más bien, los introvertidos pueden aprovechar sus fortalezas para acercarse más a Dios y encontrar seguridad en Él. La seguridad en nuestra identidad en Cristo proviene de pasar tiempo con Dios. Amar a los demás proviene de recibir primero el amor de Dios por nosotros (1 Juan 4:7-12).

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA