¿Ofrece la Biblia consejos sobre la gestión de las finanzas?

En resumen:

Las instrucciones y consejos bíblicos sobre la gestión de las finanzas se reducen a buscar la sabiduría, evitar las deudas y dar en lugar de acumular. Nuestras finanzas pertenecen a Dios, y debemos buscar Su sabiduría para administrarlas de una manera que le honre.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

La Biblia enseña que administrar las finanzas con prudencia implica evitar el endeudamiento irresponsable, trabajar con diligencia y ser generoso, en lugar de atesorar riquezas. Advierte contra el amor al dinero, ya que la riqueza es temporal y no satisface. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento animan a administrar sabiamente, a planificar el futuro y a utilizar el dinero para satisfacer las necesidades y glorificar a Dios. Estamos llamados a dar con generosidad y alegría, confiando en la provisión de Dios. En última instancia, nuestras finanzas pertenecen a Dios, y debemos buscar Su sabiduría para administrarlas de una manera que le honre.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Nuestras finanzas pertenecen a Dios y están destinadas a ser usadas para Sus buenos propósitos: proveer para nuestras necesidades y las de nuestra familia, tanto ahora como en el futuro (1 Timoteo 5:8), dar generosamente para apoyar la obra del ministerio de Su reino (1 Corintios 9:14; Gálatas 6:6), dar generosamente a los necesitados (1 Juan 3:17-18; Santiago 1:27; Proverbios 19:17; 22:9, 16; 31:8-9), e incluso usarlas para disfrutar de Sus buenos dones en cosas que nos producen placer. Debemos ser mayordomos sabios, fieles con cualquier cantidad que Dios nos haya dado (Lucas 16:1-13). Ser rico no está mal. Ser pobre no está mal. Amar el dinero, despilfarrarlo y acumularlo no está bien. Podemos administrar mejor nuestras finanzas cuando ponemos nuestras mentes y corazones en las cosas que Dios valora, le entregamos nuestras vidas y todo lo que tenemos, y vivimos con los ojos puestos en Su reino (Mateo 6:19-34). Podemos vivir con las manos abiertas, confiando en que nuestro fiel Dios proveerá para nuestras necesidades. Trabajamos duro, gastamos sabiamente y damos generosamente. Pedimos a Dios Su sabiduría para administrar mejor todo lo que Él nos da, incluidas las finanzas (Santiago 1:5-6).

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA