¿Qué dice la Biblia sobre la ingratitud o el desagradecimiento?
En resumen:
La Biblia advierte contra la ingratitud, mostrando las consecuencias negativas de la falta de agradecimiento. En lugar de la ingratitud, Dios nos llama a dar siempre gracias.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
La ingratitud es una falta de gratitud o agradecimiento. La Biblia advierte contra ella al mostrar las consecuencias negativas de no ser agradecidos y enfatiza la importancia de dar gracias a Dios. En el Antiguo Testamento, los israelitas enfrentaron las consecuencias de quejarse en el desierto. En el Nuevo Testamento, Jesús sanó a diez leprosos, pero solo uno volvió para darle las gracias. Jesús comentó que los otros nueve fueron desagradecidos. Pablo también advierte en Romanos que la ingratitud endurece el corazón y conduce a más pecados. La Biblia nos anima a vivir una vida de gratitud continua, dando gracias en todas las circunstancias. En última instancia, la misericordia de Dios, simbolizada en la serpiente levantada en el desierto y en Jesús en la cruz, muestra Su gracia incluso en nuestras luchas con la gratitud.
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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La Biblia aborda el tema de la ingratitud cuando los israelitas viajaban por el desierto tras ser liberados de la esclavitud en Egipto. Números 21:4-5 dice: “Partieron del monte Hor, por el camino del mar Rojo, para rodear la tierra de Edom, y el pueblo se impacientó por causa del viaje. Y el pueblo habló contra Dios y Moisés: '¿Por qué nos han sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay comida ni agua, y detestamos este alimento tan miserable'”. En lugar de estar agradecidos por la libertad que recién habían encontrado, los israelitas estaban descontentos con el desierto como su nuevo hogar. Primero se quejaron de que no había comida y al instante siguiente expresaron su desdén por el maná que Dios les proporcionó para satisfacer sus necesidades. Este grupo se enfocó solo en las circunstancias que no les gustaban, en lugar de elegir ver las formas en que Dios los había bendecido. Su actitud hacia Dios era, ciertamente, de desagradecimiento.
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Dios respondió a la actitud ingrata de los israelitas con severas consecuencias. Números 21:6 dice: “Y el Señor envió serpientes abrasadoras entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de Israel murió”.
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Los israelitas reconocieron su error y se arrepintieron, diciendo: “Hemos pecado, porque hemos hablado contra el Señor y contra ti; intercede con el Señor para que quite las serpientes de entre nosotros.Y Moisés intercedió por el pueblo” (Números 21:7). Sin embargo, Dios no quitó las serpientes, sino que les dio un modo de sobrevivir a las mordeduras. El Señor dijo a Moisés: “Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá” (Números 21:8). Moisés obedeció la orden de Dios, y el pueblo se salvó, aprendiendo así la lección de no ser ingratos con la provisión de Dios.
DEL NUEVO TESTAMENTO
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Lucas 17 contiene un ejemplo de ingratitud. Cuando Jesús entró en una aldea, diez leprosos le llamaron diciendo: “¡Jesús, Maestro! ¡Ten misericordia de nosotros!” (Lucas 17:13). Jesús se apiadó de ellos y fueron sanados de su lepra mientras iban a presentarse a los sacerdotes. Sin embargo, solo uno, un samaritano, “se volvió glorificando a Dios en alta voz. Cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, y le dio gracias" (Lucas 17:15-16). Jesús les preguntó a Sus seguidores: “¿No fueron diez los que quedaron limpios? Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No hubo ninguno que regresara[a]a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?” (Lucas 17:17-18). Jesús destacó la respuesta del samaritano, demostrando el poder transformador de la fe en Dios. Todos —incluso los samaritanos y los gentiles— pueden recibir la salvación y la sanación en Cristo. La respuesta natural debería ser gratitud y alabanza.
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Romanos 1 registra la ingratitud y sus consecuencias. “Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, [...] Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen” (Romanos 1:21-22, 28). En este pasaje, Pablo explica que una actitud de ingratitud conduce a un corazón cerrado a la sabiduría de Dios y a una vida que surge de una mente depravada, la cual los lleva a hacer lo que no es debido.
IMPLICACIONES PARA HOY
En lugar de enfocarse en lo negativo de la ingratitud, la Biblia resalta más la cualidad positiva de expresar gratitud. El Salmo 140:13 explica: “Ciertamente los justos darán gracias a Tu nombre, y los rectos morarán en Tu presencia”. Dar gracias a Dios es un acto de rectitud y la respuesta correcta a Su presencia en tu vida. La Biblia nos llama a “dar gracias” en repetidas ocasiones. Pablo dice que des “gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre” (Efesios 5:20). Y para que no quede duda de que Pablo realmente se refería a “siempre”, en Colosenses 3:17 explica que “todo lo que hagas, sea de palabra o de obra, hazlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él”. Y para que no dudes del desafío de Pablo de dar gracias “por todo”, en 1 Tesalonicenses 5:18 añade: “Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús”. Es un estándar que a muchos les resulta difícil de alcanzar. Sin embargo, Dios es misericordioso y bondadoso. Él proveyó la serpiente que Moisés levantó en un poste para rescatar a Su pueblo de las consecuencias del pecado de la ingratitud. Aun hoy, esa serpiente en el poste sigue siendo un símbolo de sanación. Jesús relacionó su muerte en la cruz con este poderoso símbolo de rescate de las consecuencias del pecado cuando explicó: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna” (Juan 3:14-15). Alaba a Dios por semejante don de misericordia mientras aprendes a vivir en gratitud continua hacia Él.
COMPRENDE
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La Biblia advierte que la ingratitud trae consecuencias negativas.
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La ingratitud es un pecado porque deshonra a Dios, desprecia Sus bendiciones y refleja una falta de confianza en Su provisión.
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Dios te llama a ser agradecido en todas las circunstancias.
REFLEXIONA
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¿Cuándo te has encontrado luchando con la gratitud, y cómo afectó eso a tu relación con Dios?
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¿En qué aspectos de tu vida podrías centrarte más en las bendiciones de Dios que en los retos o las decepciones?
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¿Cómo puedes hacer del agradecimiento una práctica diaria, especialmente en situaciones difíciles?
PONLO EN PRÁCTICA
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¿Cómo puedes animar a los demás a ser más agradecidos en cualquier circunstancia?
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¿Qué puedes aprender de los ejemplos de ingratitud y sus consecuencias que aparecen en la Biblia?
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¿Cómo afecta la gratitud o la ingratitud a tu crecimiento espiritual y a tus relaciones con los demás?
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