¿Qué enseña la Biblia sobre la confianza?

En resumen:

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

Tener confianza es tener la convicción de que se puede confiar en alguien o en algo. Confiamos en aquellos en quienes tenemos confianza. El mundo nos dice que tengamos confianza en nosotros mismos y en nuestra capacidad para lograr nuestros objetivos o realizar nuestros sueños. Los ricos suelen confiar en su riqueza. Los poderosos suelen confiar en su fuerza y posición. Los sabios del mundo suelen confiar en su propia sabiduría. Los cristianos, sin embargo, encuentran su confianza en otra parte. La fuente de la confianza del cristiano no está en sí mismo, sino en Dios mismo (Jeremías 9:23-24). El objetivo de la vida cristiana no es la ambición egoísta, sino la gloria de Dios (Filipenses 2:3; 1 Corintios 10:31). El Hijo de Dios logró nuestra salvación, el Espíritu de Dios aplica nuestra salvación, y la Palabra de Dios contiene las promesas de que estas cosas son verdaderas y de que podemos tener confianza en Dios y en la salvación que nos ha dado a los que creemos en Su Hijo.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

La fuente de la confianza de un cristiano no está en sí mismo, sino en Dios mismo (Jeremías 9:23-24).
Como cristianos, se nos advierte que no confiemos en nosotros mismos ni en nuestra propia sabiduría, sino que confiemos en Dios (Proverbios 3:5-6).
Dios es nuestra confianza, nuestra roca, nuestro refugio (Salmo 18:2).

DEL NUEVO TESTAMENTO

Mientras que la confianza en uno mismo que promueve el mundo tiene como objetivo la ambición egoísta, la confianza del cristiano no procede del yo. De hecho, las Escrituras nos advierten que no confiemos en nosotros mismos y que ningún bien espiritual proviene de nuestra carne (Juan 15:5; Filipenses 3:3).
El apóstol Pablo señaló todas las ventajas de la carne de las que podía jactarse. Luego, califica de basura todas esas ventajas. Lo que importa no es nuestro pedigrí o currículum, sino conocer a Dios mediante la fe en Jesucristo (Filipenses 3:4-9).
Como creyentes en Cristo, estamos llamados a confiar no en nuestras fuerzas, sino en el poder de Dios Espíritu Santo (1 Corintios 2:4-5).
Cuando reconocemos nuestra debilidad, somos más fuertes porque es cuando confiamos en la fuerza de Dios (2 Corintios 12:9-10).
Somos como aparatos desenchufados y Dios es la toma de corriente. Hasta que no nos enchufamos a Él, somos impotentes, pero cuando dependemos de Él tenemos el poder del Dios eterno obrando en nosotros (1 Pedro 1:3; Efesios 3:20).
Dios no da a Su pueblo un espíritu de timidez, sino Su Espíritu de poder, amor y autodisciplina (2 Timoteo 1:7).
Tenemos confianza en Cristo, porque sólo confiando en Jesús podemos reconciliarnos con Dios, llegar a conocerle y experimentar una relación de amor eterno con Dios (Juan 14:1, 6; 2 Corintios 5:18-19).
No podemos merecer la salvación por nosotros mismos (Romanos 5:6-8; Efesios 2:1-10). Ni siquiera podemos garantizar nuestros planes para mañana (Santiago 4:13-17). Pero en Cristo podemos confiar en que estamos eternamente seguros (Juan 10:28-30). Dios sabe lo que nos depara el mañana; Él va delante de nosotros y camina por la vida con nosotros.
Como cristianos, estamos llamados a tener confianza en Dios, en que Él completará la buena obra de salvación que ha comenzado en nosotros (Filipenses 1:6).
Debemos confiar en que cuando estemos ante el tribunal de Cristo seremos aceptados por Dios en base a la justicia de Jesús, nuestro Señor y Salvador. Debemos confiar en que podemos acercarnos a Dios con valentía en oración y que recibiremos Su misericordia y gracia (Hebreos 4:14-16; 10:19-23).
Debemos confiar en que Dios nos ama y en que Aquel que no escatimó a Su Hijo tampoco dejará de darnos todo lo que necesitamos (Lucas 11:9-13; Romanos 8:32).
La Palabra de Dios nos comunica preciosas promesas, y estamos llamados a tener confianza en el Hijo de Dios, en el Espíritu de Dios y en la Palabra de Dios (Efesios 1:13-14; Filipenses 1:29; 2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:3-4).
Implicaciones para Hoy
Nuestra confianza en Cristo no significa que no debamos tener confianza en nosotros mismos o autoestima. La cuestión es la fuente de nuestra confianza. Si confiamos únicamente en nuestras propias habilidades, al final nos decepcionaremos a nosotros mismos, pero si confiamos en Cristo, tenemos confianza porque nuestra identidad está en Él. Podemos confiar en que Él nos hizo únicos para un propósito, y podemos tratar de vivir con confianza ese propósito a través de Su poder y gracia. Las cosas del mundo son inciertas, pero Dios es seguro. Porque Dios es completamente digno de confianza y seguro, podemos abrirnos al riesgo de confiar en los demás. Sabemos que los demás nos fallarán, pero sus fracasos no tienen por qué hacer tambalear nuestra sensación de seguridad, porque nuestra verdadera confianza está en Cristo. Cuando somos hijos de un Dios que es firme y fiable, podemos abrir de verdad nuestros corazones a los demás, para amarlos y recibir su amor. Una vez más, no es que no tengamos confianza en otras personas o en los esfuerzos terrenales, sino que no dependemos de esas cosas para nuestra seguridad. Más bien, ponemos toda nuestra confianza en Dios, confiando en que Él es firme, nos ama completamente y tiene todo el poder. Pueden ocurrir cosas que no entendamos o que no prefiramos, pero cuando conocemos a Dios, podemos descansar en Él y confiar en que es bueno (Romanos 8:1-39). Nuestra confianza para comprometernos plenamente en estas vidas se basa en nuestra fe en Dios, un Dios que es absolutamente digno de confianza (Hebreos 13:8; Santiago 1:16-18).

IMPLICACIONES PARA HOY

COMPRENDE

La confianza viene de confiar en Dios, no en nosotros mismos.
La confianza se basa en la salvación de Cristo, no en los logros personales.
La confianza crece al confiar en las promesas y la fidelidad de Dios.

REFLEXIONA

¿Cómo es depositar tu confianza en las promesas de Dios y no en ti mismo o en tus propias capacidades?
¿De qué manera el saber que tu identidad está en Cristo cambia la forma en que enfrentas los desafíos o los reveses?
¿En qué áreas de tu vida luchas por confiar más en la fuerza de Dios que en la tuya propia?

PONLO EN PRÁCTICA

¿Cómo pueden los creyentes demostrar confianza en Cristo a un mundo que promueve la autosuficiencia?
¿Cuáles son algunas formas prácticas de pasar de la confianza en uno mismo a la confianza en el poder y la guía de Dios?
¿Cómo podemos comprometernos con los demás para explorar lo que significa depositar toda la confianza en Dios y no en el éxito mundano?