El chisme: ¿Qué dice la Biblia?
En resumen:
La Biblia advierte muy claramente contra el chisme. Nos llama a decir la verdad en todas las circunstancias. Cualquier problema que tengamos con alguien debe ser tratado directamente, no a través del chisme.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
El chisme es una forma de hablar de alguien a sus espaldas, a menudo compartiendo información cuya veracidad no está confirmada o que se pretendía que fuera privada, y frecuentemente con la intención de crear una imagen negativa de la persona. La Biblia se pronuncia enérgicamente contra esta práctica por muchas razones. El chisme no es propio de Dios, y nada bueno sale de él (Proverbios 13:3).
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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La Biblia señala muy claramente el peligro y el daño que conlleva el chisme en cualquiera de sus formas (véase Proverbios 20:19, por ejemplo).
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El chisme rompe la confianza entre las personas. “El hombre perverso provoca pleitos, y el chismoso separa a los mejores amigos” (Proverbios 16:28).
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En pocas palabras, nada bueno sale del chisme (Proverbios 13:3).
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Puede que a algunos les resulte más fácil abstenerse de chismear sobre los demás, pero puede ser muy difícil vencer la tentación de escuchar los chismes de otra persona. Escuchar el chisme es tan dañino como contarlo (Proverbios 17:4).
DEL NUEVO TESTAMENTO
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La Biblia aconseja dirigirse directa y privadamente a alguien que nos ha ofendido, con el objetivo de restablecer la relación si es posible (Mateo 18:15). Si la persona no escucha, los siguientes pasos consisten en traer a la conversación a una o dos personas más para que nos apoyen, siempre con el objetivo de resolver el asunto pacíficamente y con amor (Mateo 18:16-17).
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Es bastante fácil identificar el chisme cuando el contenido es hiriente y tiene la clara intención de dañar la imagen de la persona de la que se habla. Colosenses 3:8 y Santiago 4:11 nos ordenan no calumniar a otros.
IMPLICACIONES PARA HOY
Algunos tipos de chisme son más fáciles de identificar que otros. Las insinuaciones sutiles pueden dañar injustamente la reputación de alguien (Proverbios 26:20). Comenzar con algo como: “No estoy seguro de si esto es cierto o no, pero al parecer…” antes de compartir alguna “noticia” interesante puede hacer que parezca un acto inocente, y así justificamos el hecho de compartirla. Pero Santiago 4:17 no deja lugar a dudas: “A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado”. Si no estás seguro de si decir algo sería chismear o no, es mejor pecar de precavido. No podemos “deshacer” algo que ya hemos dicho. Santiago 3:5 nos dice que nuestras palabras son una herramienta poderosa. Es muy fácil caer en el chisme, pero como cristianos, debemos esforzarnos por mantenerlo alejado de nuestras vidas e interacciones con los demás, por su propio bien y el nuestro. Efesios 4:29 lo dice mejor: “No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.”.
COMPRENDE
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Nada bueno sale del chisme.
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Tanto hablar como escuchar chismes es pecado.
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Nuestras palabras deben animar y edificar a los demás.
REFLEXIONA
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¿Cómo sueles responder cuando los demás empiezan a chismear? ¿Qué efecto tiene tu respuesta al chisme en tus relaciones?
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Cuando tengas la tentación de compartir información sobre otra persona, ¿cómo puedes asegurarte de que tus palabras reflejan una actitud semejante a la de Cristo?
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¿De qué manera puedes comprometerte a hablar con palabras que edifiquen a los demás en lugar de crear división o desconfianza?
PONLO EN PRÁCTICA
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¿Cómo podemos animarnos mutuamente a afrontar los problemas directamente en lugar de discutirlos con otros a espaldas de la persona?
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¿Cuáles son algunas formas prácticas de evitar el chisme y crear en su lugar una cultura de comunicación edificante y honesta?
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Cuando nos enfrentamos a conversaciones que incluyen chismes, ¿qué estrategias pueden ayudarnos a cambiar de tema o de tono con amabilidad?
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