Los montes Ebal y Gerizim, situados en el centro de Israel, forman el valle de Siquem, un lugar de importantes acontecimientos bíblicos donde los israelitas renovaron su pacto con Dios. Se instruyó a los israelitas que pronunciaran bendiciones por la obediencia desde el monte Gerizim y maldiciones por la desobediencia desde el monte Ebal, mientras el valle amplificaba sus respuestas, como se detalla en Deuteronomio y Josué. Esta ceremonia resalta la importancia de vivir de acuerdo con la ley de Dios, simbolizando cómo la obediencia conduce a la vida (la fertilidad de Gerizim) y la desobediencia a la esterilidad (la aridez de Ebal).
El monte Ebal, con su superficie rocosa y estéril, y el monte Gerizim, con su paisaje exuberante y fértil, ofrecían un poderoso contraste visual a los israelitas. Al oír las maldiciones y las bendiciones, podían ver cómo la obediencia a la ley de Dios podía traer abundancia, mientras que la desobediencia conduciría a una vida vacía y estéril. Del mismo modo, nosotros podemos ver cómo vivir para el Señor trae una vida de plenitud y bendición, simbolizada por la fertilidad de Gerizim, mientras que alejarse de sus principios conduce a una vida que se asemeja a la aridez de Ebal. Estas imágenes nos invitan a reflexionar sobre nuestras elecciones y a cultivar una vida que camine con el Señor.