Matusalén, hijo de Enoc, es conocido por su notable longevidad, ya que vivió 969 años. Fue una figura clave en el linaje justo desde Set hasta Noé y encontró el favor de Dios en medio de un mundo corrupto. La vida de Matusalén coincidió con importantes acontecimientos bíblicos, como la construcción del arca, lo que lo convirtió en testigo de la advertencia del juicio divino y la promesa de salvación. Su historia nos recuerda la importancia de vivir con fidelidad, incluso cuando la maldad abunda. El linaje de Matusalén está conectado con Jesucristo, señalando la salvación definitiva traída por Dios y la justicia que puede ser nuestra en Él.
Así como Enoc, Matusalén y Noé mantuvieron la rectitud en sus generaciones, se nos recuerda la importancia de caminar fielmente con Dios en medio de los desafíos de nuestro tiempo. La extraordinaria longevidad de Matusalén subraya el impacto duradero de una vida recta. Como Matusalén, estamos llamados a ser fieles administradores de nuestro tiempo, utilizando nuestra vida para honrar a Dios e influir positivamente en quienes nos rodean. Tito 2:11-13 refleja esta verdad: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús”. En un mundo a menudo marcado por la confusión, la historia de Matusalén nos inspira a vivir con integridad, confiando en la fidelidad de Dios y en la esperanza de la salvación eterna por medio de Cristo.