El apóstol Juan, junto con su hermano Santiago, fue un pescador llamado por Jesús para convertirse en uno de Sus primeros discípulos. Juan tenía un vínculo estrecho con Jesús y era miembro de Su círculo íntimo. Fue testigo de acontecimientos clave, como la resurrección de la hija de Jairo, la transfiguración y la agonía de Jesús en Getsemaní. Juan escribió cinco libros del Nuevo Testamento en los que enfatizaba el amor y la verdad, y fue el único de los doce apóstoles que murió de viejo y no como mártir. Recibió visiones en Patmos, recogidas en el libro de Apocalipsis, que describen el final de los tiempos y el regreso de Jesús. Los escritos de Juan animan a los creyentes a amar a los demás, aferrarse a la verdad, reconocer las falsas enseñanzas y encontrar seguridad en Jesucristo.
Juan quería que sus lectores conocieran la verdad que Jesús enseñaba y que fueran capaces de identificar a los falsos profetas. También quería que comprendieran su condición de pecadores y el sacrificio de Jesús que les daba acceso a la vida eterna. Por encima de todo, Juan hizo hincapié en la relación íntima y amorosa que Jesús desea tener con cada persona. Sabía que la verdad debe compartirse con amor para que sea eficaz (Efesios 4:15).
Juan animó a sus lectores a seguir los pasos de Jesús: “En esto conocemos el amor: en que Él dio Su vida por nosotros; y nosotros debemos dar la vida por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él? Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:16-18). Escribió para que sus lectores tuvieran la seguridad de la salvación en Jesucristo (1 Juan 5:13), les advirtió sobre los falsos maestros (1 Juan 2:18-27) y les aseguró: “Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos a Aquel que es verdadero; y estamos en Aquel que es verdadero, en Su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. Hijos, guárdense de los ídolos” (1 Juan 5:20-21). De Juan podemos aprender el celo por el Señor, la importancia de la verdad, la seguridad en el amor de Cristo, cómo amar a los demás y la esperanza en el regreso de Jesús.