¿Por qué Jesús le preguntó al joven rico sobre obedecer los mandamientos?
El relato del joven rico se encuentra en Mateo 19:16-22, Marcos 10:17-22 y Lucas 18:18-23. En cada ocasión le pregunta a Jesús cómo recibir la vida eterna. ¿Por qué le respondió Jesús que obedeciera los mandamientos? Un vistazo más detallado al relato nos revela el propósito de la respuesta de Jesús. Para responder a la pregunta del joven, Jesús dijo primero que "sólo Dios es bueno", una referencia del Antiguo Testamento respecto a la perfección de Dios. Luego le dijo que obedeciera los mandamientos. Ante esto, el joven respondió: "¿Cuáles?". (Mateo 19:18). Jesús mencionó varios de los Diez Mandamientos textualmente, incluidos los mandamientos contra el asesinato, el adulterio, el robo, el falso testimonio, honrar al padre y a la madre, y terminó con el mandamiento adicional de amar al prójimo como a uno mismo.
El joven responde: "Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?" (Mateo 19:20). Jesús le dio una respuesta que revelaba que no estaba cumpliendo verdaderamente el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo, ni colocando a Dios en primer lugar en su vida. Jesús le dijo: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme" (Mateo 19:21). Ante esto, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchas posesiones.
Jesús aprovechó este momento para enseñar a Sus discípulos que las riquezas hacen más difícil la decisión de seguir a Cristo. El principio no era la salvación por obedecer los mandamientos, sino la elección de Cristo por encima de todo. De hecho, Juan 3:16 recalca que la salvación viene por creer en Jesús, no por obedecer los mandamientos.
Obedecer los mandamientos no estaba mal, pero era imposible e insuficiente para establecer una relación correcta con Dios. Estas acciones externas no cambiaban adecuadamente el corazón. Por el contrario, se necesita la fe en Jesús como Señor (Efesios 2:8-9; Romanos 10:9-10). Aquellos que verdaderamente creen deben estar dispuestos a renunciar a todo lo necesario para seguirlo. En el caso de este joven, su obstáculo era su riqueza.
La aplicación de este pasaje a nuestra vida actual no consiste en buscar la vida eterna obedeciendo las leyes del Antiguo Testamento. Romanos 3:20 dice: "ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado". Gálatas 2:16 también enseña claramente, "sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado".
Por el contrario, la vida eterna la encontramos en Jesucristo. Él nos la ofrece por gracia mediante la fe: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).
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