¿Quién era el rey Agripa en la Biblia?

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En resumen:

Hay dos reyes Agripa en el Nuevo Testamento. La historia de ambos nos enseña sobre la humildad y sobre cómo responder a la verdad.

Del Antiguo Testamento

  • El rey Agripa no se menciona en el Antiguo Testamento, ya que vivió durante la época del Nuevo Testamento.

Del Nuevo Testamento

  • Hay dos reyes Agripa en la Biblia, ambos parte de la familia de Herodes. El rey Herodes Agripa I era nieto de Herodes el Grande y gobernó sobre Judea y Samaria. Agripa I es el “rey Herodes” que mandó a matar a Santiago y encarceló a Pedro (Hechos 12:1-3). El apóstol Pedro escapó del rey Agripa I, quien fue liberado milagrosamente de la prisión (Hechos 12:6-11).
  • Más tarde, Agripa I viajó a Cesarea, donde se dirigió a una multitud desde su trono. El pueblo gritó: “¡Voz de un dios y no de un hombre es esta!” (Hechos 12:22). Agripa, lleno de orgullo, aceptó la alabanza, y “al instante un ángel del Señor lo hirió, por no haber dado la gloria a Dios; y Herodes murió[a] comido de gusanos” (Hechos 12:23). Así murió el perseguidor de los cristianos, “pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba” (Hechos 12:24).
  • El hijo de Agripa I era el rey Herodes Agripa II, también conocido como Julio Marco Agripa; era hermano de Berenice y Drusila, y escuchó la defensa del evangelio que hizo Pablo en Hechos 26. Agripa II tenía un poder considerable en los asuntos religiosos judíos, pues se le había otorgado la supervisión del templo y la autoridad para nombrar al sumo sacerdote.
  • Durante el reinado del rey Agripa II, el apóstol Pablo emprendió un viaje misionero. Sus enseñanzas sobre Jesucristo y la salvación fueron aceptadas por muchos, pero también se ganó bastantes enemigos. Cuando los opositores a la predicación de Pablo provocaron disturbios en Jerusalén, Pablo fue arrestado por el comandante romano a cargo de la ciudad (ver Hechos 21:17-36). Sin saber qué hacer con un ciudadano romano que tenía la capacidad de incitar tanta ira entre los judíos, el comandante lo llevó ante el Sanedrín (el concilio judío) (Hechos 21:37–22:30). Los sacerdotes conspiraron para matar a Pablo, pero el comandante romano se enteró del complot e hizo que lo trasladaran sano y salvo a Cesarea (Hechos 23:12-35). Allí, los líderes judíos contrataron a un abogado llamado Tértulo (Hechos 24:1) y acusaron a Pablo ante el gobernador romano, Félix. Para apaciguar a los judíos, Félix encarceló a Pablo (Hechos 24:22-27).
  • Tras dos años en prisión, Pablo compareció ante Festo, sucesor de Félix (Hechos 24:27–25:1). Pablo apeló al emperador, y Festo accedió, con la intención de enviar a Pablo a Roma. Pocos días después, el rey Agripa II y su hermana Berenice (con quien se rumoreaba que Agripa mantenía una relación incestuosa) llegaron de visita. Festo le contó al rey Agripa el caso de Pablo, admitiendo que no sabía qué hacer con el asunto (Hechos 25:20). Agripa sintió curiosidad y pidió escuchar lo que Pablo tenía que decir (Hechos 25:22).
  • Al día siguiente, Pablo fue llevado ante Festo, Agripa, Berenice y otros funcionarios reunidos en la sala de audiencias del palacio (Hechos 25:23), donde Festo anunció que necesitaba cargos específicos contra Pablo antes de enviarlo al emperador Nerón. El rey Agripa II le permitió a Pablo exponer su caso (Hechos 26:1). Pablo habló con valentía, exponiendo su reputación, su formación como fariseo y su conversión al cristianismo. En el transcurso de su discurso, expuso claramente el Evangelio a todos los reunidos.
  • Cuando Pablo mencionó la resurrección de Cristo en Hechos 26:23, el gobernador Festo interrumpió su discurso con incredulidad, diciendo que el mucho estudio de Pablo lo había vuelto loco (Hechos 26:24). Pero Pablo se dirigió a Agripa, sabiendo que este tenía conocimiento del ministerio de Jesús y de las predicciones de los profetas acerca de Él: “Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque estoy seguro de que nada de esto ignora, pues no se ha hecho en un rincón” (Hechos 26:26). Pablo entonces presionó al gobernante sobre el asunto de la fe: “Rey Agripa, ¿cree usted en los profetas? Yo sé que cree” (Hechos 26:27). Pero el rey Agripa, probablemente sabiendo que tenía una reputación que mantener, replicó: “En poco tiempo me persuadirás a que me haga cristiano” (Hechos 26:28). Pablo respondió amablemente, orando para que toda la asamblea llegara a conocer a Cristo (Hechos 26:29), y entonces el rey Agripa, Berenice y el gobernador abandonaron la sala. Hablando entre ellos, decidieron que Pablo era inocente y que no merecía la cárcel ni la muerte. El rey Agripa II señaló que, puesto que Pablo había apelado al César, no podía ser puesto en libertad (Hechos 26:32). Pablo fue trasladado más tarde a Roma, donde quedó bajo arresto domiciliario. Finalmente sería ejecutado en esta ciudad en el año 68 d. C., el último año del reinado del emperador Nerón.

Implicaciones para hoy

Las historias del rey Herodes Agripa I y del rey Herodes Agripa II nos enseñan sobre los peligros del orgullo y la importancia de la integridad. La caída de Agripa I se debió a su arrogancia y a que aceptó la alabanza divina sin dar la gloria a Dios, lo que nos recuerda que debemos permanecer humildes y reconocer la verdadera fuente de nuestras habilidades y logros. Las interacciones de Agripa II con Pablo ilustran la importancia de la apertura a la verdad y la justicia; a pesar de su poder y su escepticismo inicial, le concedió a Pablo un juicio justo y reconoció su inocencia. Las acciones de ambos reyes tuvieron repercusiones duraderas, resaltando la importancia de un liderazgo justo y la influencia perdurable de la fe y la verdad. De sus vidas podemos aprender a dirigir con humildad, a buscar la verdad y a actuar con justicia en nuestras posiciones de influencia (Miqueas 6:8).

Comprende

  • Hay dos reyes Agripa en la Biblia. Ambos provienen del linaje de Herodes.
  • El rey Agripa I era orgulloso y encarceló a muchos de los apóstoles.
  • El rey Agripa II no era creyente, pero escuchó el testimonio de Pablo y reaccionó ante él.

Reflexiona

  • ¿Cómo manejas los elogios y el reconocimiento en tu vida, y te aseguras de dar crédito a los demás y a Dios por tus logros?
  • Cuando te enfrentas a verdades desafiantes o perspectivas diferentes, ¿hasta qué punto estás abierto y dispuesto a escucharlas y considerarlas con imparcialidad, como hizo el rey Agripa II con Pablo?
  • ¿Cuáles son los peligros del orgullo y cómo podemos humillarnos en la práctica?

Ponlo en práctica

  • ¿Qué podemos aprender de la caída del rey Agripa I sobre los peligros del orgullo, y cómo podemos aplicar estas lecciones en nuestra vida personal y profesional?
  • ¿De qué manera la respuesta del rey Agripa II al testimonio de Pablo pone de relieve la importancia de estar abiertos a la verdad y la justicia, incluso cuando desafían nuestras creencias o nuestra reputación?
  • ¿De qué manera las historias de los dos reyes Agripa ilustran el impacto duradero del liderazgo recto y la fe, y cómo podemos incorporar estos principios a nuestras prácticas comunitarias y de liderazgo?