La Fiesta de las Semanas - ¿Qué es?

Del Antiguo Testamento

• El calendario festivo judío en el Antiguo Testamento incluía fiestas solemnes a las que todos los varones judíos debían asistir cada año en Jerusalén. La Fiesta de las Semanas era el segundo de estos eventos.
• La Fiesta de las Semanas se menciona por primera vez en Éxodo 34:22-23, que dice: También celebrarás la Fiesta de las Semanas, es decir, los primeros frutos de la siega del trigo, y la Fiesta de la Cosecha al final del año. Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante de Dios, el Señor, Dios de Israel”. El término hebreo para esta festividad era shavuot, que significa “semanas”.
• La Fiesta de las Semanas tenía lugar siete semanas completas (o el quincuagésimo día) después de la Fiesta de las Primicias. También se conocía como Pentecostés, palabra que significa “cincuenta”.
• La Fiesta de las Semanas conmemoraba los primeros frutos de la cosecha de trigo, una celebración de la provisión de Dios. Como una de las fiestas de la cosecha, el pueblo de Dios debía presentar ofrendas de grano al Señor (Levítico 23:16). Además, debían ofrecer varios corderos de un año sin defecto, un becerro y dos carneros, además de otras ofrendas. Curiosamente, se instruía a los segadores que dejaran sin segar las esquinas de los campos para que los pobres y los inmigrantes pudieran recoger alimentos para sí mismos: “Cuando sieguen la cosecha de su tierra, no segarán hasta el último rincón de ella ni espigarán el sobrante de su cosecha; los dejarán para el pobre y para el extranjero. Yo soy el Señor su Dios” (Levítico 23:22).

Del Nuevo Testamento

• La Fiesta de las Semanas fue un día que más tarde adquiriría una gran importancia para los cristianos como el nacimiento de la Iglesia en Hechos 2 (Pentecostés).
• El Pentecostés que siguió a la resurrección de Cristo fue sin duda el más memorable. Hechos 2 relata cómo los 120 primeros seguidores de Jesús estaban orando en un aposento alto cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos, permitiéndoles hablar en idiomas conocidos por personas de diversos grupos étnicos. El Espíritu convenció a la multitud por medio de la predicación de los apóstoles, y aquel día se les unieron unas tres mil personas (Hechos 2:41). ¡Qué cosecha tan abundante!

Implicaciones para hoy

Reflexionar sobre la Fiesta de las Semanas (Pentecostés), tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, revela profundas verdades sobre la provisión de Dios y Su plan redentor. Así como el antiguo Israel celebraba las primicias de la cosecha de trigo con ofrendas y provisiones para los necesitados, Pentecostés en Hechos 2 muestra el continuo cuidado y provisión de Dios para Su pueblo a través del derramamiento del Espíritu Santo. Este acontecimiento no solo dio origen a la Iglesia cristiana, sino que también capacitó a los creyentes para proclamar con valentía el evangelio, lo que resultó en una gran cosecha de almas. Hoy nos recuerda la fidelidad de Dios en la provisión material y espiritual. Nos desafía a ofrecer con alegría nuestras “primicias” a Dios —tiempo, talentos y recursos— y a ser sensibles a las necesidades de los demás, como Dios lo ordenó en el Antiguo Testamento. Pentecostés nos enseña a esperar con anhelo la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas y en las de quienes nos rodean, confiando en la provisión continua de Dios y en Su obra redentora en el mundo.