¿Quién era Esaú en la Biblia?

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En resumen:

Esaú fue el hermano gemelo de Jacob, que renunció a su primogenitura por un plato de potaje. Dios nos advierte que no seamos como Esaú.

Del Antiguo Testamento

  • Isaac, el hijo de Abraham, y Rebeca, su esposa, tuvieron dos hijos gemelos. El primogénito fue Esaú, y su hermano gemelo menor, Jacob. Esaú recibió su nombre por su aspecto pelirrojo y velludo al nacer (Génesis 25:25).
  • Durante el embarazo, Dios le dijo a Rebeca: “Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos se dividirán desde tus entrañas; un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor” (Génesis 25:23). Cuando nacieron, Jacob se agarraba al talón de su hermano, y su nombre presagiaba su naturaleza engañosa (Génesis 25:26). Esaú fue víctima del engaño de su hermano al menos dos veces en su vida.
  • Al crecer, Esaú se convirtió en un excelente cazador, mientras que Jacob prefería quedarse cerca de casa. Isaac amaba a Esaú y Rebeca amaba a Jacob (Génesis 25:27-28).
  • Un día, Esaú llegó a casa agotado y quiso comer un poco del guiso rojo que preparaba Jacob. Jacob accedió con la condición de que Esaú le cediera su primogenitura. Cegado por el hambre, Esaú le vendió su primogenitura a Jacob. Se dejó llevar neciamente por sus deseos carnales y “menospreció la primogenitura” (Génesis 25:29-34).
  • Cuando Isaac envejeció y perdió la vista, le pidió a Esaú que cazara y le preparara una comida. Era su deseo darle a Esaú su bendición. Sin embargo, Rebeca lo oyó y rápidamente aconsejó a Jacob que engañara a su padre para que lo bendijera a él en su lugar. Con la ayuda de su madre, Jacob se vistió como su hermano, usando piel de cabra en los brazos para que parecieran los de Esaú. Ella preparó una deliciosa comida, y Jacob se la sirvió a Isaac. Aunque Isaac dudó de que fuera realmente Esaú, este le aseguró que era su hijo mayor, e Isaac, sin saberlo, le dio la bendición de Esaú a Jacob (Génesis 27).
  • Cuando Esaú llegó y le preparó la comida a su padre, se dio cuenta de lo que había sucedido. Esaú exclamó: “Con razón se llama Jacob, pues me ha suplantado estas dos veces. Primero me quitó mi primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición». Y añadió: «¿No has reservado una bendición para mí?” (Génesis 27:36).
  • Esaú aún quería la bendición de su padre, pero Isaac sabía que era poco lo que podía darle. Esaú tendría que servir a su hermano y no heredaría la tierra de su padre. Isaac dijo: “Lejos de la fertilidad de la tierra será tu morada, y lejos del rocío que baja del cielo.
  • Por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; mas acontecerá que cuando te impacientes, arrancarás su yugo de tu cuello” (Génesis 27:39-40).
  • Esaú planeó matar a Jacob tras la muerte de su padre, pero Rebeca se enteró y le dijo a Jacob que huyera (Génesis 27:41-45). Jacob huyó a la casa de Labán, donde se casó con Lea y Raquel. Unos veinte años después, la relación de Jacob con Labán se volvió problemática y Dios le dijo que regresara a su tierra natal (Génesis 31:1-3), donde Jacob sabía que tendría que enfrentarse a Esaú. Al regresar, envió un generoso regalo a Esaú, con la esperanza de apaciguar cualquier deseo de venganza. Esaú perdonó a Jacob y lo abrazó (Génesis 32-33).
  • Los hermanos se asentaron en territorios diferentes; Esaú se instaló en la zona de Seir, al sur del mar Muerto.
  • Los descendientes de Esaú se convirtieron en los edomitas, que significa “rojo”, como Esaú. Los edomitas eligieron adorar a dioses paganos y no se llevaban bien con los israelitas. Aunque serían liberados del servicio a los descendientes de Jacob, fueron destruidos por su desobediencia a Dios (2 Reyes 8:20; Abdías 1:18).
  • En el libro de Malaquías, se menciona a Esaú en el contexto del amor de Dios por Jacob y Su rechazo a Esaú. Malaquías 1:2-3 dice: “«Yo los he amado», dice el Señor. Pero ustedes dicen: «¿En qué nos has amado?». «¿No era Esaú hermano de Jacob?», declara el Señor. «Sin embargo, Yo amé a Jacob, y aborrecí a Esaú, e hice de sus montes desolación, y di su heredad a los chacales del desierto”. En este pasaje, el amor de Dios por Jacob y su odio por Esaú se relacionan con la elección de un hombre y su descendencia para llevar a cabo Su plan divino. Dios eligió a Abraham por encima de todos los demás. Dios eligió a Isaac, pero rechazó a Ismael. Eso no significa que la salvación no estuviera disponible para ellos, pero Dios no los eligió para formar parte del linaje a través del cual nacería el Mesías.
  • Los descendientes de Esaú atrajeron la maldición de Dios al negarse a ayudar a los israelitas (Números 20:14-21; Génesis 27:29). Aun así, Dios instruyó a los israelitas: “No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano” (Deuteronomio 23:7). Sin embargo, también pronunció juicio contra ellos (Jeremías 49; Ezequiel 25; 35; Joel 3; Abdías 1).

Del Nuevo Testamento

  • Romanos 9:13 cita Malaquías 1:2-3. Este pasaje revela que Dios escogió a Jacob para recibir las promesas del pacto y a Esaú para servir a su hermano. Dios hizo esta elección antes de que nacieran, basándose en Su propia voluntad y propósito. Esaú cumplió esta profecía por la forma en que vivió y el resultado de su vida.
  • Hebreos 12:16 describe a Esaú diciendo “que vendió su primogenitura por una comida”, como una persona impía y advierte a la gente que no sea como él.

Implicaciones para hoy

La historia de Esaú en la Biblia ofrece una profunda lección sobre las consecuencias de dar prioridad a la gratificación inmediata por encima de las bendiciones eternas. A pesar de ser el hijo mayor, Esaú cambió impulsivamente su primogenitura por un momento fugaz de satisfacción, simbolizado por un plato de guiso. Esta decisión impulsiva refleja una condición espiritual más profunda: el desprecio de Esaú por el carácter sagrado y la importancia de su herencia. Sus acciones sirven como una advertencia contra las búsquedas mundanas que nos distraen de los tesoros duraderos que Dios tiene para nosotros. El apóstol Pablo comenta que Dios eligió a Jacob y rechazó a Esaú (Romanos 9:13). Sí, Dios es soberano, pero Esaú también eligió rechazar la bendición que Dios tenía para él. Hebreos 12:16 nos advierte, además, contra la impiedad, citando a Esaú como ejemplo, e instándonos a valorar nuestra herencia espiritual y a evitar las trampas de su falta de visión. Los creyentes están llamados a vivir con una perspectiva eterna. La vida de Esaú nos recuerda que debemos dar prioridad a los valores espirituales sobre los placeres temporales, para no perder las bendiciones eternas que Dios nos tiene reservadas.

Comprende

  • Esaú era el hermano gemelo de Jacob y recibió su nombre debido a su aspecto pelirrojo y velludo.
  • Esaú cambió su primogenitura por un alivio temporal del hambre.
  • Esaú se molestó cuando Jacob tomó con engaño la bendición que él ya había menospreciado. A pesar del engaño, esto cumplió la profecía de Dios dada cuando los gemelos estaban en el vientre materno.

Reflexiona

  • ¿En qué áreas de mi vida priorizo la satisfacción temporal sobre las bendiciones espirituales duraderas?
  • Como creyente, ¿cómo puedo cultivar un aprecio más profundo por la importancia de mi herencia espiritual y las promesas de Dios?
  • ¿Qué pasos puedo dar para asegurarme de que vivo con una perspectiva eterna, en lugar de dejarme llevar por deseos momentáneos?

Ponlo en práctica

  • ¿Qué dificultades surgen al reflexionar sobre la elección de Dios por Jacob en lugar de Esaú y al considerar cómo interactúan las acciones de Esaú con la soberanía de Dios?
  • ¿Crees que la decisión impulsiva de Esaú de intercambiar su primogenitura refleja un problema espiritual más profundo? ¿Por qué sí o por qué no?
  • ¿Cómo podemos aplicar las lecciones de la historia de Esaú en nuestra vida actual, especialmente en una cultura que a menudo valora la gratificación instantánea?