¿Quién era Elcana en la Biblia?

Del Antiguo Testamento

• Hay varios Elcana en la Biblia. Tres figuran entre los coatitas como descendientes de Coré y Leví (1 Crónicas 6:22-27; 6:34-38; cf. Éxodo 6:24). Un Elcana se unió a David en Siclag (1 Crónicas 12:6) y otro (posiblemente el mismo) sirvió como portero del arca de la alianza cuando David la llevó de regreso a Jerusalén (1 Crónicas 15:23). Se menciona a un Elcana como antepasado de los levitas que fueron llevados al cautiverio en Babilonia (1 Crónicas 9:16), y en 2 Crónicas 28:7 consta que un Elcana era el segundo al mando del rey Acaz.
• El más conocido es el padre de Samuel. Este Elcana era un levita que vivía en Ramá, en la región montañosa de Efraín, con sus dos esposas, Ana y Penina (1 Samuel 1:1-2; cf. 1 Crónicas 6:33-34). Ana era estéril, mientras que Penina tuvo muchos hijos. A pesar de la vergüenza social que suponía la infertilidad, Elcana amaba a su esposa Ana y le mostraba una bondad y un favor extraordinarios (1 Samuel 1:5). Intentó animar a su esposa cuando estaba abatida, pero no comprendió del todo la profundidad de su desesperación, pues creía que el simple hecho de estar casado con él bastaría para cumplir los sueños y deseos de ella (1 Samuel 1:8).
• Elcana y su esposa Ana eran fieles creyentes que adoraban en el tabernáculo de Silo todos los años. Ana llevó sus anhelos y deseos al Señor en oración (1 Samuel 1:11, 15-16). El Señor respondió a su oración con la concepción y el nacimiento de su hijo, Samuel. Elcana regresó a Silo “para pagar su voto” (1 Samuel 1:21), por lo que es posible que él también hubiera estado orando para que Ana concibiera. En cualquier caso, es obvio que Elcana era un hombre íntegro que cumplió fielmente su palabra al Señor (1 Samuel 1:21-28).
• Cuando nació su hijo, Elcana le dio a Ana el privilegio de ponerle nombre, aunque normalmente era un derecho reservado al padre. Ana eligió el nombre de Samuel, que significa “pedido al Señor”, ya que este hijo era una respuesta a la oración (1 Samuel 1:20). Ese mismo año, cuando llegó el momento de ir a Silo para el sacrificio anual, Ana le dijo a Elcana que se quedaría en casa con el niño hasta que fuera destetado (años más tarde). Él respondió: “Haz lo que te parezca mejor; quédate hasta que lo destetes. Solo pido que el Señor confirme Su palabra” (1 Samuel 1:23). Elcana confió en la devoción de su esposa a Dios y apoyó su promesa de entregar a este niño para que sirviera a Dios en el tabernáculo.
• Unos años más tarde, Elcana y Ana llevaron a Samuel al tabernáculo y lo entregaron para que sirviera allí al Señor (1 Samuel 1:24, 28). Elcana fue bendecido con tres hijos más y dos hijas a través de Ana (1 Samuel 2:21). También tuvo un legado duradero a través de Samuel, quien llegó a ser un fiel juez de Israel, un verdadero profeta (1 Samuel 3:19-21) y a quien Dios le pidió que ungiera al primer y segundo reyes de la nación (1 Samuel 10; 12; 16).

Del Nuevo Testamento

• Elcana no se menciona en el Nuevo Testamento.

Implicaciones para hoy

La vida de Elcana, el padre de Samuel, ofrece un profundo ejemplo de devoción fiel a Dios y amor inquebrantable dentro de la familia. A pesar de las presiones sociales y los desafíos personales, en particular la esterilidad de su esposa Ana, Elcana se mantuvo como un esposo cariñoso y comprensivo. Su fe inquebrantable queda demostrada en su adoración regular en Silo y en su apoyo a los votos y oraciones de Ana al Señor. La historia de Elcana nos recuerda la importancia de la paciencia y la confianza en los tiempos de Dios, y demuestra que la devoción sincera y la oración pueden conducir a bendiciones extraordinarias. Elcana también estuvo dispuesto a entregar a su hijo, a pesar del honor adicional que otro hijo le habría significado en su sociedad, porque creía que era lo correcto. Claramente, había decidido vivir de acuerdo con la voluntad de Dios en lugar de la suya. Era un hombre que cumplía su palabra, amaba a su esposa más allá de la capacidad de ella para darle hijos y adoraba a Dios fielmente (1 Samuel 2:19). Su legado a través de Samuel, un profeta y juez importante, ilustra cómo la fidelidad en los aspectos cotidianos de la vida puede contribuir al plan mayor de Dios y nos anima a seguir fielmente la voluntad del Señor en lugar de la nuestra.