¿Cuál es el papel del Espíritu Santo?

La Biblia nos dice de varios papeles del Espíritu Santo en las vidas de gente hoy en día. En primer lugar, el Espíritu Santo es el que convence a toda la gente de sus pecados. Juan 16:8 dice, “Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio.”

Para creyentes en Cristo, el Espíritu Santo labora en otras maneras. Una de esas maneras es servir como un ayudante o confortador. En Juan 14:16-17 Jesús dice, “Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce.” La palabra Griega traducida como “ayudante” o “consolador” se refiere a uno que es llamado junto a otro, dando la idea de un guía o animador en tiempos difíciles. Esto sucede cuando el Espíritu de Dios mora el creyente desde el punto de la salvación (Romanos 8:9;1 Corintios 6:19-20).

Otro papel del Espíritu Santo es guiar el creyente hacia la verdad. Juan 16:13 dice, “Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad”. En lugar de depender de nuestro entendimiento humano, tenemos un guía sobrenatural en la forma del Espíritu Santo de Dios morador.

Además, el Espíritu Santo ayuda a los creyentes a glorificar al Señor. Juan 16:14 dice, “Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.”. Tenemos el deseo de adorar al Señor porque el Espíritu de Dios vive dentro de nosotros como creyentes.

Para los creyentes, el Espíritu Santo también da dones especiales. 1 Corinitos 12, Romanos 12:3-8, y 1 Pedro 4:10-11 revelan los nombres de muchos dones que el Espíritu de Dios da a creyentes. Cada creyente tiene al menos uno (1 Corintios 12:7), y cada persona es específicamente dotada para los actos de servicio que Dios ha preparado por ello (Efesios 2:10). Los dones son dados para dejar que la iglesia funcione en unión para satisfacer las necesidades que tengan, hacer discípulos y glorificar a Dios.

El Espíritu de Dios también deja que creyentes produzcan el fruto del Espíritu. Gálatas 5:22-23 comparte, “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.”. Sin el Espíritu de Dios, la gente no es capaz de producir vidas llenas de fruto que reflejan los deseos de Dios.

El Espíritu Santo nos mora como creyentes. Además de todos los papeles que tiene en nuestras vidas, nos cella como perteneciendo a Dios (ver Efesios 1:13-14). El Espíritu Santo es la persona de Dios quien vive con nosotros durante nuestro tiempo sobre la tierra y nos enseña a conocer a Dios y seguirlo verdaderamente.



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