¿QUÉ SIGNIFICA QUE DIOS NO SEA EL AUTOR DE LA CONFUSIÓN?

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En resumen:

Dios no es el autor de la confusión, sino el creador de la paz, el orden y el entendimiento. El caos, el desorden y la confusión son contrarios a la naturaleza y al carácter de Dios y son el resultado del pecado y de las fuerzas demoníacas que actúan en el mundo.

Del Antiguo Testamento

  • Dios creó los cielos y la tierra con orden (Génesis 1-2; Jeremías 10:12; Job 38-39).
  • Todo lo que hay bajo el cielo tiene su tiempo y su momento (Eclesiastés 3:1-8).
  • La naturaleza de Dios es ordenada e inmutable (Salmo 93:1-2).
  • Dios es eterno y sostiene para siempre el mundo que creó (Isaías 40:28).
  • Dios estableció los mandamientos que rigen y ordenan nuestro mundo (Éxodo 20:1-17).

Del Nuevo Testamento

  • Jesús mantiene la tierra en orden (Colosenses 1:16-17; Hebreos 1:2-3).
  • Jesús es siempre el mismo e inmutable (Hebreos 13:8).
  • Dios supervisa activamente las actividades de la tierra (Mateo 10:29-31).
  • El diablo causa desorden o caos (Mateo 13:24-30, 36-43).
  • El apóstol Pablo dice que Dios no es el autor de la confusión en su carta a los Corintios: “Porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz” (1 Corintios 14:33). En el contexto, Pablo estaba aplicando una verdad general a un problema específico que enfrentaba la iglesia de Corinto: el desorden durante sus reuniones.
  • 1 Corintios 14 trata sobre los dones espirituales y subraya la necesidad del orden durante las reuniones de la iglesia, para que todos los creyentes sean fortalecidos y edificados. La iglesia de Corinto estaba sufriendo porque sus servicios eran confusos y desorganizados. Por ejemplo, parece que varios asistentes estaban ejerciendo el don de lenguas públicamente sin interpretación. Esta demostración de dones espirituales no ayudaba a nadie en la reunión de la iglesia. Pablo comparó el desorden en los servicios de la iglesia con instrumentos que están desafinados: “Aun las cosas inanimadas, como la flauta o el arpa, al producir un sonido, si no dan con distinción los sonidos, ¿cómo se sabrá lo que se toca en la flauta o en el arpa? Porque si la trompeta da un sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así también ustedes, a menos de que con la boca pronuncien palabras inteligibles, ¿cómo se sabrá lo que dicen? Pues hablarán al aire” (1 Corintios 14:7-9).
  • Pablo explica cómo se debe ejercitar el don de lenguas en las reuniones de la iglesia: “Si alguien habla en lenguas, que hablen dos, o a lo más tres, y por turno, y que uno interprete. 28 Pero si no hay intérprete, que guarde silencio en la iglesia y que hable para sí y para Dios” (1 Corintios 14:27-28).
  • Las reuniones de la Iglesia deben ser correctas y ordenadas (1 Corintios 14:40) porque Dios no es el autor de la confusión.

Implicaciones para hoy

Al afirmar que Dios no es el autor de la confusión, Pablo disipa la idea de que las personas están sujetas a los caprichos del Espíritu. El Espíritu Santo no se apodera de las personas de manera incontrolable para que los dones espirituales se utilicen sin autocontrol. Al contrario, como Dios es un Dios de orden, Su Espíritu no mueve a las personas a actuar de manera desordenada. La noción de estar “lleno del Espíritu” не se demuestra con un ejercicio desordenado de los dones espirituales, ni debe usarse como medida de la madurez espiritual de una persona o una iglesia, o de su cercanía con Dios. Al observar el orden del universo en la naturaleza, es evidente que apenas arañamos la superficie de la comprensión de Su obra. El caos, el desorden y la confusión que existen en este mundo no reflejan el carácter de Dios; más bien, existen en oposición a Él. Santiago contrasta lo demoníaco con la sabiduría, la paz y el orden de Dios: “Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica. Porque donde hay celos y ambición personal[c], allí hay confusión y toda cosa mala. Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía” (Santiago 3:15-17). La sabiduría del mundo trae desorden y confusión de todo tipo. Dios no es el autor de la confusión. Podemos animarnos al saber que el caos de este mundo no se debe a Dios, sino a la pecaminosidad humana y a la obra del diablo para corromper lo que Dios ha destinado para el bien. Dios nos diseñó para vivir en paz, estabilidad y orden. Al estar sometidos a Cristo, nuestras vidas y los servicios de nuestra iglesia deben reflejar el orden que Dios diseñó desde la creación.

Comprende

  • Dios crea paz y orden, no confusión.
  • El caos surge del pecado y de la influencia demoníaca.
  • Los creyentes y las iglesias deben reflejar la naturaleza ordenada de Dios.

Reflexiona

  • ¿Cómo ves la paz y el orden de Dios reflejados en tu vida diaria, y en qué aspectos la confusión o el caos pueden ponerlos en tela de juicio?
  • ¿Cómo puedes resistirte activamente al caos del mundo y reflejar el orden de Dios en tus relaciones y responsabilidades personales?
  • ¿De qué manera el comprender que la confusión proviene del pecado y de la influencia demoníaca te anima a confiar en la sabiduría y la paz de Dios?

Ponlo en práctica

  • ¿Cómo pueden nuestras reuniones eclesiales reflejar mejor la paz y el orden de Dios para fortalecernos y edificarnos mutuamente?
  • ¿Cómo podemos discernir y resistir las fuentes de confusión o caos en nuestras comunidades y en el mundo?
  • ¿Cómo influye la naturaleza ordenada de Dios en la forma en que vivimos nuestras vidas y nuestra fe?