¿Por qué es tan importante dar en la fe cristiana?

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En resumen:

La fe cristiana se centra en dar porque Dios es generoso. Dar tiene fines eternos y sitúa la riqueza terrenal en su justa perspectiva.

Del Antiguo Testamento

  • La generosidad es un atributo de Dios. Como Dios creador, tiene abundancia de recursos que nunca se agotan (Salmo 103:8; Isaías 55:1-7), y le encanta dar.
  • Dios desafía a su pueblo a confiarle sus diezmos (Malaquías 3:10). Podemos dar porque Dios es digno de confianza para proveer y usar nuestra generosidad para el bien.
  • Proverbios 11:25 ilustra que cuando bendecimos a otros, somos bendecidos a cambio. La generosidad tiene un efecto dominó, donde el que da se beneficia tanto como el que recibe.

Del Nuevo Testamento

  • La Biblia dice: “Den, y les será dado”, y “porque con la medida con que midan, se les volverá a medir” (Lucas 6:38). Dios promete proveer abundantemente cuando somos generosos.
  • La abundancia y la generosidad de Dios también aparecen en el Nuevo Testamento (Juan 10:10; 2 Corintios 9:8; Romanos 5:20; Santiago 1:5).
  • Dios dio a Su propio Hijo, Jesucristo, para salvar a la gente de sus pecados y dar vida eterna a todos los que lo aceptaran (Juan 3:16-17).
  • Pablo enfatiza el principio de la siembra y la cosecha en 2 Corintios 9:6-7, explicando que quien siembra generosamente, generosamente cosechará, y que cada uno debe dar según lo propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación. Dios valora la actitud del dador por encima de la cantidad dada.
  • Pablo recuerda a la Iglesia la enseñanza de Jesús de que la generosidad produce más alegría que el recibir (Hechos 20:35). Ayudar a los demás, especialmente a los necesitados, refleja el corazón de Dios y brinda satisfacción espiritual.
  • Dios es generoso. A medida que los cristianos nos acercamos más a Dios y comprendemos mejor Su carácter, nos parecemos más a Él. Este proceso se denomina santificación, que también es obra de Dios (Hebreos 10:10, 14). Como hijos, imitamos a nuestro Padre Celestial (Efesios 5:1). Él es generoso, así que nosotros también lo somos.
  • Dar debe ser una alegría, y por eso Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9:7).
  • El dar no tiene que ver con la cantidad, sino con la voluntad y la capacidad de dar (2 Corintios 8:12). Dios se fija en el corazón del dador, no en el tamaño del regalo. Lo que importa es la actitud, no si alguien puede dar en abundancia.
  • Jesús subraya que la verdadera generosidad no consiste en la cantidad que se da, sino en el sacrificio que se hace. La viuda que dio todo lo que tenía demostró que Dios valora el corazón que hay detrás del regalo, no el tamaño de la contribución (Lucas 21:1-4).
  • Pablo anima a los ricos a utilizar sus recursos para el bien (1 Timoteo 6:17-19). También les pide que no confíen en sus riquezas, sino en Dios. La riqueza es una herramienta para servir a los demás y debe utilizarse para el reino, para fines eternos, no para beneficio propio.
  • Los creyentes estamos llamados a hacer el bien y a compartir lo que tenemos (Hebreos 13:16). La Biblia reconoce que esto es un sacrificio, pero también nos dice que es agradable a Dios.

Implicaciones para hoy

A menudo es difícil dar. La reticencia a dar suele estar causada por el miedo: miedo a no tener suficiente tiempo, dinero, comida, etc., para nosotros. Pero cuando confiamos en Dios (Proverbios 3:5-6), dar se hace más fácil. Y cuando vemos que Él nos cuida constantemente, nuestra fe aumenta. Ver a Dios obrar es emocionante y refuerza nuestra fe. Pero si siempre tratamos de cuidar de nosotros mismos, nos perdemos la bendición de ver que Él cuida de nosotros. Dar es un buen hábito porque ayuda a romper el ciclo de la autodependencia, que obstaculiza la fe. Dicho esto, se debe dar con sabiduría. Dios nos dio una mente que puede analizar y una intuición que puede percibir cuándo algo es una mala inversión. Dar no debe causar tensión, sino alegría. No tiene sentido echar dinero en saco roto ni llenar los bolsillos de un charlatán. Al dar sabia y alegremente a todos los necesitados, los creyentes hacen una declaración a quienes los rodean. Dependemos de Dios para todo lo que necesitamos porque sabemos que Él es fiel para proveer (1 Reyes 17:8-16). No confiamos en el dinero ni en las posesiones para ser felices, porque hay algo más allá de este mundo que es mejor y que esperamos con ilusión. “He sido joven y ahora soy viejo, pero no he visto al justo desamparado ni a sus hijos mendigando pan” (Salmo 37:25).

Comprende

  • Dar es un enfoque central porque Dios es un Dios generoso.
  • Todo lo que tenemos viene de Dios, y estamos llamados a ser generosos con ello.
  • Lo importante al dar es el corazón con que lo hacemos, no la cantidad.

Reflexiona

  • ¿Cómo puedes cultivar un corazón generoso que refleje la naturaleza dadivosa de Dios?
  • ¿En qué aspectos de tu vida te resulta más difícil confiar a Dios tus recursos y cómo puedes superar ese miedo?
  • ¿Cómo afecta la generosidad a tu perspectiva de la riqueza y las posesiones?

Ponlo en práctica

  • A veces se hace hincapié en dar en las iglesias cristianas por razones equivocadas: los líderes dicen a sus congregaciones que den para ser bendecidos, cuando en realidad su motivo es adquirir riqueza a expensas de la gente. Este es un enfoque equivocado del modelo bíblico de dar. ¿Cómo podemos animarnos unos a otros a dar con alegría y sin sentirnos obligados?
  • ¿De qué maneras prácticas podemos utilizar nuestros recursos para promover el Reino de Dios?
  • ¿Qué aprendemos sobre el carácter y los propósitos de Dios en la forma y las razones por las que nos llama a dar?