¿Qué es el Cordero de la Pascua?

La última plaga que Dios trajo sobre los egipcios antes de que el Faraón liberara a los israelitas de la esclavitud fue la de matar al primogénito de todas las casas egipcias, incluyendo el ganado (Éxodo 12:29). Esto hizo que los israelitas fueran liberados de la esclavitud de los egipcios (Éxodo 11:1; 12:30-42). La protección que Dios dio a los hogares israelitas contra esta plaga consistió en el sacrificio de un cordero.

Los israelitas debían sacrificar un cordero de un año sin defectos, aplicar su sangre en el dintel de las casas, y luego asar y comer la carne mientras se vestían como si estuvieran de viaje (Éxodo 12:7-12). Este evento se conoce como la Pascua del Señor. Dios les dijo: "Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto" (Éxodo 12:13).

Dios estableció un precedente de sangre que cubriría la culpa de los pecados de los hombres en el Antiguo Testamento: "Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona" (Levítico 17:11). Como vemos en la primera Pascua, el sacrificio de un cordero perfecto preservaba la vida de los primogénitos israelitas.

En el Nuevo Testamento, Jesucristo se convirtió en el último Cordero de la Pascua (1 Corintios 5:7). Tal vez sea más exacto decir que el cordero pascual del Antiguo Testamento era una sombra del sacrificio de Jesús por nosotros. Juan el Bautista se refirió a Jesús como "el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29). Era "un cordero sin mancha y sin contaminación", pues vivió una vida perfecta y libre de pecado (1 Pedro 1:19; Hebreos 4:15). En el libro del Apocalipsis, Juan tiene una visión de Jesús: "estaba en pie un Cordero como inmolado" (Apocalipsis 5:6). Por último, Jesús fue crucificado durante la época de la Pascua (Marcos 14:12).

Jesús es nuestro Cordero de la Pascua; fue sacrificado para que pudiéramos ser salvos. Su sangre es el sacrificio que cubrió la pena por nuestros pecados una vez y para siempre, anulando cualquier necesidad de más sacrificios de animales. Según las propias palabras de Jesús, Su sangre nos dio un nuevo pacto de salvación: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama" (Lucas 22:20). Su sangre nos proporciona el perdón: "esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados" (Mateo 26:28). Cuando aplicamos la sangre de Jesús a nuestras vidas por medio de la salvación, somos salvos de la condenación eterna y por el contrario recibimos la vida eterna (Hebreos 9:12-14).

Tenemos derecho a ser hijos e hijas de Dios porque la sangre de Su Hijo nos ha limpiado de nuestros pecados: "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7). Gloria a Dios por enviarnos a Jesús, el perfecto Cordero de la Pascua.



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