La pereza - ¿Qué dice la Biblia?

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En resumen:

La pereza es un pecado. Has sido creado para trabajar como Dios trabaja.

Del Antiguo Testamento

  • La palabra “perezoso” aparece catorce veces en el libro de Proverbios. El pasaje más extenso es Proverbios 6: 6-11: “Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio. La cual sin tener jefe, ni oficial ni señor, prepara en el verano su alimento y recoge en la cosecha su sustento. ¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? «Un poco de dormir, un poco de dormitar, Un poco de cruzar las manos para descansar. Y vendrá tu pobreza como vagabundo, y tu necesidad como un hombre armado". Está claro que la pereza no es el camino de los sabios.
  • Dios creó a la humanidad para trabajar (Génesis 1:28; 2:15). El trabajo significativo —ya sea remunerado o no— es parte de vivir conforme a tu propósito y diseño. Dedicarte con esfuerzo a propósitos positivos en la vida es una de las formas en que experimentas dignidad y alegría.
  • A causa de la desobediencia de la humanidad, Dios maldijo la tierra y el trabajo se hizo penoso y fatigoso (Génesis 3:17-19). Tus esfuerzos no siempre conducen a los resultados que deseas, e incluso cuando lo hacen, el trabajo puede resultar doloroso y pesado. Sin embargo, Dios no revocó el mandato de la creación. La negativa a trabajar es una manifestación más de la continua desobediencia de la humanidad.
  • Los que trabajan, pero de manera perezosa, son una molestia para sus jefes, como el humo es molesto para los ojos (Proverbios 10:26).
  • El perezoso u holgazán se caracteriza por dormir demasiado (Proverbios 26:14), inventar excusas (Proverbios 22:13), ser engreído (Proverbios 26:16) y tener anhelos insatisfechos (Proverbios 13:4).

Del Nuevo Testamento

  • Dios trabaja (Juan 5:17).
  • La pereza, al ser un pecado, tiene consecuencias desastrosas, como todos los pecados (Romanos 6:23).
  • Concretamente, la pereza conduce a la pobreza. De hecho, la Escritura afirma que a quienes pueden trabajar, pero se niegan a hacerlo, no se les debe permitir comer (2 Tesalonicenses 3:10-12).
  • La adicción al trabajo o el trabajo frenético por miedo o codicia es tan desagradable para Dios como la pereza. Como creyente en Cristo, debes estar motivado a trabajar no por riquezas terrenales, sino por tu amor a Jesús y a los demás. No estás llamado a ser una persona ociosa que depende de otros, sino un dador alegre que tiene algo que compartir con los necesitados (Mateo 6:19-21; Efesios 4:28; 2 Tesalonicenses 3:11-12; 1 Timoteo 6:9-10).
  • También debes hacer tu trabajo como para el Señor (Colosenses 3:17, 23) y recibir con gratitud los tiempos de descanso y renovación. En lugar de ser perezoso, trabajas diligentemente y descansas como Dios te ha llamado.
  • Como cristiano, estás llamado a servir al Señor con celo en todo lo que hagas (Romanos 12:11; 1 Corintios 10:31).

Implicaciones para hoy

No solo estás llamado a trabajar para mantenerte a ti mismo y a tu familia (1 Timoteo 5:8), sino también a esforzarte —trabajar— para progresar en tu santificación (2 Pedro 1:5-11; Filipenses 2:12-13). Dios te ha provisto de las herramientas que necesitas para crecer en la gracia. Específicamente, creces mediante el estudio diligente de las Escrituras (2 Timoteo 2:15), la oración ferviente (1 Tesalonicenses 5:17), la reunión periódica con otros creyentes (Hebreos 10:24-25), el ejercicio de tus dones espirituales para la edificación del cuerpo de Cristo (Romanos 12:3-8; Efesios 4:11-16) y la obra del Espíritu Santo en ti (2 Corintios 3:18). Debes tener siempre presente que sin permanecer en Cristo y confiar en el poder de Su Espíritu que mora en ti, no puedes hacer nada (Juan 15:5). No eres justificado ante Dios por tus obras, sino por la obra de Jesucristo (Juan 4:34; 5:36; 17:4; Gálatas 2:16). Es la gracia de Dios, recibida por medio de la fe, la que te justifica; las buenas obras y el fruto espiritual son el resultado inevitable de esa fe (Efesios 2:8-10; 2 Corintios 5:17). En cuanto a la pereza, haces bien en recordar la exhortación de Romanos 12:11: “No seas perezoso en lo que requiere diligencia; sé ferviente en espíritu, sirviendo al Señor”. Recuerda también que “Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención” (Filipenses 2:13) y que Él es fiel para completar la buena obra que comenzó en ti (Filipenses 1:6).

Comprende

  • La pereza es un pecado.
  • Dios trabaja, y tú fuiste creado para trabajar.
  • No trabajas con tu propio poder, sino equipado por el Espíritu Santo.

Reflexiona

  • ¿Cómo respondes al llamado a trabajar con diligencia y no con pereza, sabiendo que Dios te ha diseñado para el trabajo?
  • ¿En qué aspectos de tu vida luchas contra la procrastinación o la búsqueda de excusas, y cómo puedes hacer frente a estos pecados confiando en la fuerza de Dios?
  • ¿Qué es lo que te motiva a trabajar: el beneficio personal o el amor a Dios y a los demás?

Ponlo en práctica

  • La Biblia usa palabras fuertes como “perezoso” y “holgazán”. Piensa en la lentitud de un animal como el perezoso, que se mueve a solo dos metros por minuto. ¿Cómo contrasta esta imagen con el llamado bíblico a ser diligente?
  • ¿Cómo puedes, como creyente, cultivar una mentalidad que valore tanto el trabajo diligente como el descanso adecuado, como Dios quiere?
  • ¿Cómo influye tu enfoque del trabajo y el descanso en tu crecimiento espiritual y en tu testimonio a los demás?