¿Qué dice la Biblia sobre el odio a uno mismo?

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En resumen:

La Biblia no te llama a odiarte a ti mismo, sino a odiar tu pecado. Cuando entiendes el amor que Dios tiene por ti, puedes verte a ti mismo y al mundo con la perspectiva correcta, en lugar de responder con odio hacia ti mismo.

Del Antiguo Testamento

  • La persona que ha recibido a Cristo ya no necesita odiarse a sí misma por su pecado, porque Cristo la ha limpiado de sus pecados (Isaías 1:18; Romanos 8:1-39).

Del Nuevo Testamento

  • Para el cristiano que está luchando con perdonarse a sí mismo por su pecado, es necesario saber que aferrarse al odio propio es una forma de orgullo que declara que el sacrificio de Cristo no es suficiente para cubrir sus pecados. Debes seguir el ejemplo de Pablo. Antes de que Pablo se convirtiera, se enorgullecía de sus credenciales como fariseo celoso; en su celo, incluso asesinó a personas por seguir a Cristo. Pero en lugar de confiar en sus propias credenciales o revolcarse en la autocompasión, hace esto: “olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).
  • En lugar del dilema entre odio propio y amor propio, tienes que esforzarte por ser humilde. Como varios han dicho, la humildad no es pensar que vales menos, sino pensar menos en ti mismo. La humildad es una valoración precisa de uno mismo que no pone al “yo” como la principal prioridad o preocupación. Romanos 12:3 dice: “Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno”.
  • Al comprender que tienes valor porque Cristo te ama, puedes entonces apartar la mirada de ti mismo y considerar en cambio cómo puedes servir, animar y fomentar el amor y las buenas obras (Hebreos 10:19-25).
  • Como cristiano, tu tarea consiste en vivir de manera sacrificial para los demás en adoración a Dios, en lugar de conformarte a lo que el mundo te dice que debes vivir y pensar (Romanos 12:1-2).
  • Seguir a Cristo significa negar tu naturaleza pecaminosa y vivir para la aprobación de Dios y no para la de los demás (Lucas 9:23; Gálatas 1:10). Si haces esto, te darás cuenta de que es mucho más fácil agradar a Dios que estar a la altura de tus propias normas.
  • El amor de Dios es incondicional e impregna todas las áreas de tu vida, incluso aquellas de las que te avergüenzas (Romanos 8:31-39). Cuando vives a la luz del amor de Dios, experimentas la vida abundante y la plenitud de gozo que Dios quiere para ti (Juan 10:10; 15:10-11; ver también Salmo 16:11).
  • El Nuevo Testamento también te dice que como creyente ya no necesitas odiarte a ti mismo por tu pecado, porque Cristo te ha limpiado de tus pecados (Romanos 8:1-39).
  • Como cristiano también puedes consolarte con el hecho de que Dios dedicó tiempo a crear cada detalle de quién eres: tu personalidad, tu cuerpo, tu color de pelo, tus peculiaridades, tus talentos y habilidades. Dios eligió cada detalle de lo que eres con un propósito y simplemente porque se deleita en ti (Efesios 2:10).

Implicaciones para hoy

Una vez que comprendes lo que dice la Biblia sobre quién eres, tienes una idea muy distinta de ti mismo. La Biblia no habla directamente del odio propio porque tiene una visión del “yo” muy diferente de la que tiene el mundo. Según la Biblia, el ser humano está naturalmente corrompido desde el principio: aunque la humanidad fue creada en perfección, eligió vivir en contra de su diseño y ahora su naturaleza ha sido dañada (Jeremías 17:9; Romanos 3:10-12; 5:12; Efesios 2:1-3). Por lo tanto, nunca podrás ser perfecto por ti mismo ni vivir de acuerdo con las normas de Dios (Romanos 3:23). Toda persona actúa en contra de Dios: peca. Como resultado, está separada de Dios. La paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). Pero Dios no te ha dejado en tus pecados para condenarte por toda la eternidad (Efesios 2:4-10). Te amó y te valoró lo suficiente como para enviar a Su Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz por tus pecados (Juan 3:16-18). Si reconoces tu naturaleza pecaminosa y tu necesidad de Jesucristo y lo aceptas como tu Señor y Salvador, Él te perdona tus pecados. También te da Su Espíritu, santo y perfecto, para que viva en ti y te transforme (Romanos 10:9-13; Efesios 1:13-14). Quien ha puesto su fe en Jesús tiene una nueva naturaleza que se renueva continuamente (2 Corintios 5:17; Colosenses 3:10). Esta nueva naturaleza es de poder y amor, compasión y humildad, y trae sanidad a través del perdón (Colosenses 3:12-14; 2 Timoteo 1:7). Si tú no has recibido a Jesús como tu Salvador, ese es el primer paso para resolver el problema del odio a ti mismo. Solo cuando tengas el perdón de Dios y una relación personal con Él, podrás dejar de odiarte. Si no estás seguro de tu salvación, por favor, consulta nuestro artículo: “¿Cómo puedo tener una relación personal con Dios?”. Si luchas con el odio hacia ti mismo, tu sanación comienza en los brazos de un Salvador que te ama y te valora tanto que murió por ti. Jesús vino a esta tierra para traer sanidad y consuelo, y quiere dártelo si se lo permites. Una vez que sepas Quién es el que te ama, recita Su verdad sobre ti. Llena tu mente con la Palabra de Dios (la Biblia) en lugar de dejar que tus pensamientos sean invadidos por la negatividad y las mentiras que te acosan, ya provengan de la gente que te rodea, del enemigo o de ti mismo. Cuando sepas y creas la verdad acerca de quién eres, no necesitarás practicar el amor propio, porque el Dios del universo te ama mejor de lo que jamás podrías amarte a ti mismo.

Comprende

  • Dios te ama incluso cuando fallas, así que no tienes que responder con odio hacia ti mismo.
  • El perdón de Cristo te libera de la autocondenación y el odio propio.
  • Tu identidad está en el amor incondicional de Dios, no en tus defectos.

Reflexiona

  • Cuando luchas contra el odio a ti mismo, ¿cómo podría cambiar tu perspectiva si te centraras en el amor de Dios?
  • ¿En qué áreas de tu vida tiendes a aferrarte a los errores del pasado? ¿Cómo podría ayudarte a crecer el dejar de autocondenarte y volverte hacia Cristo?
  • ¿Cómo puede cambiar tu forma de verte y tu valor el hecho de comprender que eres amado incondicionalmente por Dios?

Ponlo en práctica

  • ¿Qué papel desempeña tu fe en la sanación de las luchas contra el odio a uno mismo?
  • ¿Cómo puedes animar a otros a centrarse en el amor de Dios en lugar de en sus defectos?
  • ¿Cómo puedes ayudar a otros a tener una sana humildad y seguridad de su valor en Cristo, en lugar de recurrir al odio hacia sí mismos?