¿Qué dice la Biblia sobre la esclavitud?

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En resumen:

La Biblia no aprueba la esclavitud. El hecho de que Dios permita algo no significa que lo apruebe.

Del Antiguo Testamento

  • Hay muchas referencias a la esclavitud en el Antiguo Testamento. Era una norma cultural tener esclavos. Sin embargo, el concepto de esclavitud en el mundo antiguo no es totalmente equivalente a nuestra comprensión actual. Además, la esclavitud de aquella época era muy diferente de la forma en que Dios llamó a Su pueblo a manejarla.
  • La esclavitud forzada se castigaba con la muerte en la nación de Israel (Éxodo 21:16).
  • Era común que una persona se vendiera voluntariamente o fuera vendida por su familia para pagar una deuda. En una época sin las extensas ayudas gubernamentales o servicios sociales que conocemos hoy —y sin la avalancha de ofertas de tarjetas de crédito—, comprometer el propio trabajo era una forma de pago legítima.
  • En algunos casos, el trabajo de un deudor era necesario para la supervivencia de su familia, y había que tomar decisiones difíciles. Si un padre dedicaba todo su trabajo a pagar una deuda, no podría mantener a su propia familia; en lugar de arriesgarse a que todos murieran de hambre, un hombre solía entregar al acreedor un hijo para que trabajara y saldara la deuda. La familia sobrevivía, y el niño vendido como esclavo al menos tendría cubiertas sus necesidades básicas (ver 2 Reyes 4:1).
  • Los gabaonitas evitaron la guerra al ofrecerse como siervos a los israelitas (Josué 9).
  • Los israelitas fueron esclavos en Egipto (Éxodo 1:13-14) y volvieron a ser esclavizados por los babilonios (2 Reyes 24:14), los asirios (2 Reyes 17:6) y los persas (2 Crónicas 36:20).
  • Noé maldijo a Canaán y lo llamó “siervo de siervos” o “el más bajo de los esclavos” (Génesis 9:24-27).
  • Muchos han utilizado este versículo para justificar la esclavitud. Sin embargo, su significado es que sería el siervo de todos, o el más bajo de los siervos, y que sus hermanos tendrían ventaja sobre él. Esto no es lo mismo que ser un esclavo.
  • El Antiguo Testamento da instrucciones a los amos israelitas sobre la esclavitud (Deuteronomio 15:12-15; Levítico 25:39-46). Los esclavos debían ser liberados en el séptimo año. En algunos casos, también se convertían en esclavos por voluntad propia y podían permanecer en esa condición de por vida si así lo deseaban: “Pero si el siervo insiste y dice: “Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos. No saldré libre”, entonces su amo lo traerá a Dios, lo traerá a la puerta o al poste de la puerta, y su amo le horadará la oreja con una lezna, y él le servirá para siempre” (Éxodo 21:5-6).
  • Dios creó el Año del Jubileo como una liberación de la esclavitud y el endeudamiento (Levítico 25).

Del Nuevo Testamento

  • El Nuevo Testamento da instrucciones a los propietarios de esclavos sobre cómo tratarlos (Efesios 6:5-9; Colosenses 3:22-4:1).
  • El Nuevo Testamento no exigía que todo propietario de esclavos los emancipara de inmediato. Más bien, los apóstoles dieron instrucciones a los esclavos y a sus amos sobre el comportamiento piadoso dentro de ese sistema social. Por ejemplo, en Efesios 6:9 se les dice a los amos: “Y ustedes, amos, hagan lo mismo con sus siervos, y dejen las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y de ustedes está en los cielos, y que para Él no hay acepción de personas”. En otro lugar, se les ordena: “Amos, traten con justicia y equidad a sus siervos, sabiendo que ustedes también tienen un Señor en el cielo” (Colosenses 4:1).
  • Aunque Pablo menciona que la libertad es preferible a la esclavitud, no le da una importancia central al asunto (1 Corintios 7:21-23). Para Pablo, el estatus espiritual es mucho más importante que la posición social.
  • Los creyentes se ide
  • ntifican como esclavos de la justicia y ya no como esclavos del pecado (Romanos 6).
  • Filemón fue escrito por Pablo para restaurar la relación de Filemón con su esclavo fugitivo, Onésimo, a quien debía recibir “no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como a un hermano amado, muy especialmente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en lo humano como en el Señor” (Filemón 1:16).

Implicaciones para hoy

La esclavitud que la Biblia condena es la que conocemos hoy: un sistema cruel, basado en el abuso de las personas y lleno de injusticias. La esclavitud a la que la Biblia se refiere de manera regulada era más parecida a un sistema de servidumbre que a la esclavitud moderna. La Biblia condena a quienes secuestran y venden a una persona contra su voluntad (Éxodo 21:16; cf. 1 Timoteo 1:8-10) y muestra que todas las personas, incluidos los esclavos, son hermanos en el Señor si son salvos (Filemón 1:16). El secuestro y la esclavitud sistemáticos de innumerables africanos entre los siglos XV y XIX, tanto por otros africanos como por occidentales, era absolutamente antibíblico; el castigo para quienes robaban y vendían a otros seres humanos en el antiguo Israel era la muerte (Éxodo 21:16). Pablo menciona específicamente a los “traficantes de esclavos” y los califica de rebeldes, impíos, pecadores e irreverentes (1 Timoteo 1:8-10). El problema de la esclavitud no ha desaparecido. Hoy en día hay más esclavos en el mundo que en todas las demás épocas de la historia juntas. Ahora lo llamamos “tráfico de seres humanos”, y es tan perverso como lo era en el mundo antiguo. Algunas personas condenan la Biblia por no abolir completamente la esclavitud. Sin embargo, el objetivo principal del Evangelio no era un cambio social o político radical, sino un cambio espiritual individual que nos libera de la causa fundamental de toda esclavitud: el pecado. La Biblia enseña que todos los seres humanos han sido creados por Dios y hechos a Su imagen (Génesis 1:27). Sin embargo, todas las personas son pecadoras y necesitan la salvación (Romanos 3:23). Confiar en la muerte y resurrección de Cristo para el perdón de los pecados nos libera de la condena del pecado (Romanos 6:6, 23), aunque seguimos experimentando sus efectos. También somos hechos nuevos, recibimos al Espíritu Santo que mora en nosotros y progresivamente vivimos más como Dios quiere, reflejando Su carácter y Su justicia en lugar del pecado (Romanos 8:28-30; 2 Corintios 5:17-21; Efesios 1:3-14; Filipenses 2:12-13; 1 Juan 1:6-2:6). El cambio en los corazones de las personas lleva a un cambio en la sociedad. Si el mundo siguiera la Biblia, los millones de víctimas del tráfico sexual serían liberadas y cuidadas, y la gran mayoría de las víctimas del tráfico laboral estarían en casa con sus familias.

Comprende

  • La esclavitud nunca fue la intención de Dios; surgió como resultado del pecado.
  • El evangelio nos libera de la esclavitud espiritual.
  • La transformación que viene de confiar en Cristo es la respuesta al problema de la esclavitud.

Reflexiona

  • ¿De qué manera la visión de la Biblia sobre la esclavitud desafía tu propia visión del tema?
  • ¿Qué papel juega la cultura en nuestra comprensión de la esclavitud?
  • ¿Qué aprendes sobre la naturaleza humana al pensar en los orígenes de la esclavitud? ¿Qué aprendes sobre Dios al ver Su respuesta a ella?

Ponlo en práctica

  • En lugar de culpar a Dios por la esclavitud, ¿qué diferencia haría en tu perspectiva reconocer que la esclavitud existe a causa del pecado?
  • Recuerda que Dios también odia la esclavitud. Jesús vino a liberarnos del pecado y a darnos vida abundante en Él (Juan 10:10).
  • ¿Cómo sería el mundo si los creyentes que han sido liberados del pecado hicieran brillar Su luz en los lugares oscuros donde el pecado y la esclavitud aún persisten?