¿Qué dice la Biblia sobre el destino?

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En resumen:

Los conceptos de suerte o destino no son bíblicos. La Biblia enseña que Dios es soberano y tiene el control; sin embargo, también revela que participamos activamente en el rumbo de nuestra vida. Esto demuestra que nuestras elecciones son importantes y tienen un impacto duradero.

Del Antiguo Testamento

  • En el principio, Adán y Eva tuvieron la opción de obedecer a Dios en el jardín del Edén: podían elegir si comían o no del fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal (Génesis 2:16-17). Adán y Eva eligieron desobedecer a Dios y comer del fruto del árbol (Génesis 3). Esto demuestra una parte importante del libre albedrío humano: nuestra capacidad de elegir si obedecemos o desobedecemos a Dios.
  • La Biblia defiende la soberanía de Dios. En última instancia, Él tiene el control (Daniel 4:35). Nuestras decisiones no alterarán Su plan global para el mundo; Su voluntad se cumple (Isaías 46:9-10). Sin embargo, al mismo tiempo, la Biblia enseña que tenemos un libre albedrío auténtico y significativo (Josué 24:15).
  • Nuestro libre albedrío no contradice la soberanía de Dios. Dios está fuera del tiempo, por lo tanto, Su presciencia es perfecta. Debido a Su omnisciencia, Él es capaz de decir: “Las cosas pasadas desde hace tiempo las declaré, De Mi boca salieron y las proclamé. De repente actué y se cumplieron” (Isaías 48:3) y, “Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré” (Isaías 46:10). Desde la creación, Dios ha tenido un plan para la tierra y, gracias a Su presciencia, sabe qué decisiones tomaremos antes de que las tomemos. Él es capaz de utilizar nuestras decisiones, obrando a través de ellas o inspirándolas para cumplir Sus propósitos.
  • Dios tiene un llamado para nuestras vidas. Dios ungió a David para ser rey treinta años antes de que fuera coronado. Dios dice del profeta Jeremías: “Antes que Yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré; Te puse por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5). Pero, al igual que Jonás, somos libres de desobedecer a Dios y no cumplir con nuestro llamado, lo que puede llevarnos a la perdición. El llamado de Dios para nuestra vida no es fatalidad ni destino, porque podemos elegir seguirlo o no.
  • En lugar de un enfoque fatalista y resignado de la vida, la Biblia fomenta la participación activa y recalca la responsabilidad sobre nuestros actos (Deuteronomio 30:19; Ezequiel 18:20; Proverbios 14:12).
  • La Biblia enseña que las buenas elecciones, por naturaleza, traen buenos resultados, mientras que las malas decisiones tienen consecuencias negativas: “El que siembra iniquidad segará vanidad, y la vara de su furor perecerá”, pero “El que ama la pureza de corazón tiene gracia en sus labios, y el rey es su amigo” (Proverbios 22:8, 11).

Del Nuevo Testamento

  • Mientras que los conceptos de suerte y destino a menudo apuntan a un resultado predeterminado sobre el que hay poca o ninguna influencia personal, la Biblia habla de la ley natural de sembrar y cosechar (Gálatas 6:7-8).
  • Hay algunos resultados garantizados para nuestras elecciones, específicamente, nuestra decisión de tener o no fe en Jesucristo. Si elegimos confiar en Él como nuestro Señor y tener una relación con Él, se nos promete la vida eterna. Dios sabe de antemano lo que vamos a elegir, pero eso no anula nuestra responsabilidad de responder a Su llamado. Dios promete que “que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo... Pues la Escritura dice: «Todo el que cree en Él no será avergonzado»” (Romanos 10:9-11).
  • Aunque es cierto que Dios es soberano, también lo es que los seres humanos son responsables de sus actos y Dios les pedirá cuentas por ellos (Romanos 14:12; Gálatas 6:4-5; 2 Corintios 5:10; Santiago 4:17).
  • Dios no nos manipula a nosotros ni a nuestras elecciones. Elegimos hacer el bien o el mal por nuestra propia voluntad: “Que nadie diga cuando es tentado: «Soy tentado por Dios». Porque Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión” (Santiago 1:13-14).

Implicaciones para hoy

Tenemos libre albedrío para obedecer o desobedecer a Dios. También tenemos libre albedrío en otras áreas de nuestra vida. Somos libres de elegir dónde vivir, dónde trabajar, si ir o no a la universidad, con quién entablar una amistad, si casarnos o no, y mucho más. Estas elecciones afectan nuestra vida a largo plazo en diversos grados. A diferencia de los conceptos de suerte o destino, nuestra vida no tomará una dirección determinada sin nuestra participación activa. Puesto que nuestras elecciones tienen consecuencias, el libre albedrío conlleva responsabilidad. Las personas son libres de elegir cómo vivirán, y son responsables del resultado de sus decisiones. Por confuso que pueda parecer, Dios es soberano y ha dado a los humanos la capacidad de elegir: Su voluntad se cumple, pero esto no es lo mismo que la fatalidad o el destino. Los conceptos de suerte y destino a menudo hablan de una fuerza impersonal que orquesta los acontecimientos del mundo. Pero Dios interviene personalmente en el universo, desea relacionarse con la humanidad, a la que creó a Su imagen (Génesis 1:26-27), y nos da lo que es bueno (Romanos 8:28), lo que trae alegría (Salmo 16:11) y plenitud de vida (Juan 10:10). Dios promete que Sus planes son para nuestro bien. El resultado nunca nos decepcionará cuando sigamos la voluntad del Señor para nuestra vida (Juan 17:20-26; 1 Pedro 1:3-12).

Comprende

  • La suerte y el destino no son principios bíblicos. En cambio, la Biblia enseña que Dios tiene el control y que los seres humanos tienen libre albedrío. Nuestras decisiones importan e influyen en nuestra vida, a diferencia de los conceptos de suerte o destino, que no implican intervención personal.
  • Dios tiene un plan para cada persona, pero somos libres de elegir si lo seguimos o lo rechazamos.
  • La Biblia subraya que nuestras acciones tienen consecuencias, siguiendo el principio de cosechar lo que sembramos, en lugar de un resultado predeterminado.

Reflexiona

  • ¿Cómo afecta tu vida diaria el hecho de comprender que tus decisiones son importantes y tienen consecuencias? ¿De qué manera el hecho de saber que Dios tiene el control te desafía o te motiva en tus elecciones?
  • ¿En qué áreas de tu vida has visto el impacto de tus elecciones, tanto buenas como malas, y cómo eso ha moldeado tu visión del libre albedrío y la responsabilidad?
  • ¿Cómo equilibras la creencia en la soberanía de Dios con la libertad de tomar tus propias decisiones? ¿Cómo influye esto en tu fe y en tus acciones?

Ponlo en práctica

  • Creer en la suerte o el destino puede llevar a un enfoque pasivo de la vida, en el que las personas se sientan impotentes para cambiar sus circunstancias. Puede disminuir el sentido de responsabilidad personal, fomentando una actitud fatalista. Al mismo tiempo, algunas personas se consuelan pensando que, hagan lo que hagan, el destino seguirá su curso. Sin embargo, esto solo refleja una parte de la verdad. Dios tiene el control de todas las cosas, pero nosotros también somos responsables de nuestros actos y decisiones. Su soberanía nos da esperanza y confianza en Su bondad, y nos anima a buscar lo que Él tiene para nosotros.
  • ¿Cómo puede aplicarse el principio de sembrar y cosechar para entender la responsabilidad personal en la toma de decisiones, y en qué se diferencia esto del karma?
  • ¿Cómo describe la Biblia la soberanía de Dios y la libertad humana? Aunque para nosotros estas dos realidades puedan parecer opuestas, la Biblia las presenta claramente como un hecho. ¿Cómo puede influir en nuestra manera de afrontar las incertidumbres de la vida el hecho de comprender que Dios es soberano y que los seres humanos tienen una auténtica capacidad de elección?