¿Habla la Biblia de la cremación?

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Del Antiguo Testamento

  • El único caso bíblico en el que se incineran cuerpos se encuentra en 1 Samuel 31:11-13. Los cuerpos de Saúl y sus hijos fueron quemados en señal de respeto (ya que los filisteos los habían mutilado). Sus huesos, en cambio, fueron enterrados con honor.
  • Negar la sepultura a alguien se consideraba deshonroso (1 Reyes 13:22).
  • Como en el caso de la malvada reina Jezabel, ser devorada por animales salvajes y no ser enterrada representaba una muerte especialmente deshonrosa (2 Reyes 9:30-36).

Del Nuevo Testamento

  • Primera de Corintios 15:35-55 explica que nuestro cuerpo físico es solo una semilla, y que Dios nos resucitará con un cuerpo espiritual, incorruptible y glorioso. Mientras la intención sea glorificar a Dios, no importa si un cuerpo es sepultado o incinerado.
  • Los primeros cristianos honraban los cuerpos de los difuntos, mostrándoles respeto como “vasijas de barro” (2 Corintios 4:7).
  • Si no estamos seguros de si incinerar o sepultar el cuerpo de un ser querido, debemos pedirle sabiduría a Dios al respecto. El apóstol Santiago escribió: “Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).

Implicaciones para hoy

Algunos cristianos muestran preocupación por la cremación, pues creen que el entierro honra de mejor manera el cuerpo como creación de Dios y refleja la fe en la resurrección corporal. Además, hay quienes consideran la cremación como una práctica potencialmente irrespetuosa, asociándola con ritos paganos o un trato deshonroso hacia el difunto. En el judaísmo, la cremación se considera aborrecible porque recuerda la forma en que se deshicieron de los cuerpos judíos durante el Holocausto. Sin embargo, entre la población general, la cremación es una práctica aceptada y cada vez más popular. Las Escrituras enseñan que Dios hizo el cuerpo y que era bueno (Génesis 1:31). Para los creyentes, el cuerpo es el templo donde habita el Espíritu Santo (Romanos 8:9). Nuestro objetivo debe ser honrar los cuerpos, incluso después de que el alma los ha dejado; esto se puede lograr tanto mediante el entierro como con la incineración. Como confirma 1 Corintios 15:35-55, no es necesario que un cuerpo físico permanezca intacto para que ocurra la resurrección, ya que el pasaje indica que todos los “muertos en Cristo” resucitarán. Al decidir si nuestros seres queridos deben ser incinerados o sepultados, debemos actuar de acuerdo con nuestras convicciones. Si no sentimos paz sobre qué opción elegir, debemos buscar la sabiduría de Dios (Santiago 1:5).

Comprende

  • La Biblia no prohíbe la cremación de forma explícita.
  • Debemos procurar honrar a los difuntos, ya sea que los sepultemos o los incineremos.
  • Dios puede resucitar un cuerpo que ha sido incinerado.

Reflexiona

  • ¿Qué piensas sobre la cremación en comparación con el entierro, y qué influye en tu perspectiva?
  • ¿Cómo puede la reflexión sobre la resurrección del cuerpo y el carácter de Dios moldear tu entendimiento sobre la cremación y sus implicaciones para tu fe?
  • ¿Qué factores bíblicos deberías considerar al pensar en la cremación o en otros métodos de sepultura?

Ponlo en práctica

  • A lo largo de la historia, numerosos santos y cristianos han sido martirizados en la hoguera, a menudo por negarse a renunciar a su fe. Si la cremación fuera un problema por estar ligada a ritos paganos, por dudas sobre la resurrección o por no honrar la creación de Dios, ¿qué significaría eso para aquellos que honraron a Dios entregando sus vidas de esa manera?
  • ¿Cuáles son algunos principios bíblicos que pueden guiar nuestras decisiones sobre cómo disponer del cuerpo de un ser querido tras su muerte?
  • ¿De qué maneras podemos apoyar y orientar a quienes afrontan la difícil decisión de incinerar o sepultar a sus seres queridos?