¿Se llama Alá “Padre”? ¿Cómo podemos conocer a Dios como nuestro Padre?

Del Antiguo Testamento

• Deuteronomio 32:6: “¿Así pagan ustedes al SEÑOR, Oh pueblo insensato e ignorante? ¿No es Él tu Padre que te compró? Él te hizo y te estableció”. Moisés recuerda a Israel el papel paternal de Dios al crearlos y establecerlos como nación, sentando las bases para comprender la naturaleza paternal de Dios.
• Salmo 68:5: “Padre de los huérfanos y defensor de las viudas Es Dios en Su santa morada”. Este salmo retrata el cuidado paternal de Dios por los vulnerables, enfatizando Su naturaleza compasiva.
• Isaías 63:16: “Porque Tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conoce, Ni nos reconoce Israel. Tú, oh SEÑOR, eres nuestro Padre, Desde la antigüedad Tu nombre es Nuestro Redentor”. Isaías afirma la paternidad de Dios sobre Israel, incluso cuando los padres terrenales fallan, apuntando a una relación espiritual más profunda.
• Jeremías 3:19: “Yo había dicho: “¡Cómo quisiera ponerte entre Mis hijos, Y darte una tierra deseable, La más hermosa heredad de las naciones!”. Y decía: “Padre Mío me llamarán, Y no se apartarán de seguirme””. Dios expresa Su deseo de una relación Padre-hijo con Su pueblo, mostrando que es Su iniciativa.
• Malaquías 2:10: “»¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué nos portamos deslealmente unos contra otros, profanando el pacto de nuestros padres?”. Malaquías utiliza la paternidad de Dios como base para llamar al pueblo a la fidelidad, vinculando la paternidad divina con la fraternidad humana.

Del Nuevo Testamento

• Mateo 6:9: “Ustedes, pues, oren de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre”. Jesús enseña a sus discípulos a dirigirse a Dios como Padre, revolucionando nuestra forma de acercarnos a Dios en la oración.
• Juan 1:12: “Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre,”. Juan explica que llegar a ser hijo de Dios está ligado a recibir y creer en Jesús, no a un estatus universal.
• Romanos 8:15: “Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!»”. Pablo describe la relación íntima que los creyentes tienen con Dios, utilizando el término arameo “Abba” para enfatizar la cercanía.
• Gálatas 4:6: “Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: «¡Abba! ¡Padre!»”. Pablo reitera el tema de la adopción, mostrando que es a través de Cristo que podemos relacionarnos con Dios como Padre.
• Efesios 1:5: “nos predestinó para adopción como hijos para Sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad,”. Pablo presenta la adopción como un plan predeterminado de Dios, realizado por medio de Jesucristo.
• Primera de Juan 3:1: “Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a Él”. Juan se maravilla del amor mostrado en Dios al hacernos Sus hijos, subrayando la realidad de esta relación.
• Hebreos 12:7-8: “Es para su corrección que sufren. Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos”. El autor de Hebreos explica la disciplina paternal de Dios como prueba de Su amor y de nuestra condición de hijos Suyos.

Implicaciones para hoy

Dios es todopoderoso y el Creador y Sustentador del universo; sin embargo, Dios es mucho más que eso. A pesar de ser supremo sobre todo, Dios desea una relación con Su pueblo y se revela más personalmente que un Dios lejano. Comprender a Dios como Padre tiene profundas implicaciones para nuestra fe y nuestra vida cotidiana. Remodela nuestro enfoque de la oración, invitándonos a un diálogo íntimo, en lugar de una reverencia distante. Esta relación ofrece seguridad en el amor y la provisión de Dios, contrarrestando las ansiedades que prevalecen en nuestro mundo incierto. También nos desafía a vivir como hijos de Dios, reflejando Su carácter en nuestras interacciones con los demás. Para quienes proceden de entornos en los que Dios es visto como distante o impersonal, esta revelación de Dios como Padre puede ser transformadora, ofreciendo sanación a quienes tienen relaciones paternas terrenales difíciles. También puede proporcionar un modelo para la paternidad humana, animando a los hombres a reflejar los atributos paternales de amor, protección y guía de Dios. Conocer a Dios como Padre a través de Cristo debería motivar a los creyentes a compartir esta buena nueva, invitando a otros a esta relación familiar con Dios. Enfatiza la singularidad del evangelio cristiano: no solo creer en Dios, sino convertirse en Sus hijos por la fe en Cristo.