Los veinticuatro ancianos de Apocalipsis 4:4 son creyentes humanos, varones, que están sentados en tronos ante el Señor y visten vestiduras blancas, las cuales simbolizan la justicia. Son distintos de los ángeles, y los describen como portadores de coronas, un privilegio que Dios concede a los creyentes. Aunque la Biblia no los identifica explícitamente, con frecuencia se interpreta que representan a la Iglesia, a Israel o a una combinación de los doce patriarcas y los doce apóstoles. Una opinión relaciona el número veinticuatro con los veinticuatro grupos sacerdotales de 1 Crónicas 24:1-5, lo que posiblemente simboliza el “reino de los sacerdotes”, quienes adorarán a Dios en el cielo durante la tribulación. Los veinticuatro ancianos sirven como una imagen del pueblo de Dios, que le adora después del rapto y de escapar de la tribulación.
Los veinticuatro ancianos representan a aquellos que adoran al Señor. Más concretamente, pueden representar 1) a la Iglesia, 2) a los representantes de Israel, o 3) a los doce patriarcas y los doce apóstoles (Mateo 19:28). Una variación de estos puntos de vista sugiere que el uso del número veinticuatro puede provenir de 1 Crónicas 24:1-5, pasaje donde organizaron a los sacerdotes en veinticuatro grupos. Si es así, este “reino de sacerdotes” representa la iglesia que mora en el cielo con el Señor durante el período de la tribulación. Esto también ayudaría a disipar la preocupación de que Israel esté representado en el cielo durante el período de la tribulación, mientras Israel, a gran escala, todavía no haya creído en el Señor Jesús. Además, eliminaría la dificultad de que estos ancianos representaran a los apóstoles, ya que Juan mismo, un apóstol, fue quien tuvo la visión (¿Acaso se habría visto a sí mismo como uno de los veinticuatro ancianos sin mencionarlo?). Nuevamente, aunque no se ofrece una explicación específica, la información que proveen las Escrituras muy probablemente identifica a estos veinticuatro ancianos como representantes de la iglesia, aquellos que morarán con el Señor durante el período de la tribulación, mientras se desarrollan los juicios de Dios en la tierra. Además, esto concuerda con la perspectiva histórica de que los ancianos representan el liderazgo de las iglesias locales (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9), lo que ofrece una imagen del pueblo de Dios adorándole después de escapar de la tribulación como resultado del rapto (Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Corintios 15:51-58).